Desasosegantes resultan las últimas encuestas conocidas, precisamente por el desasosiego que reflejan entre los ciudadanos consultados, extrapolable, por lo demás, al resto de la población, pesimismos aparte. La subida de impuestos, la reforma laboral, los recortes en sanidad y educación públicas, la situación de la banca, y otras medidas del Gobierno, más las que se temen y que llegarán, ninguna de las cuales está sirviendo para frenar siquiera el desempleo, sino todo lo contrario, han sembrado de inquietud el panorama solo a los seis meses de celebradas las elecciones generales que dieron la victoria al PP, como se esperaba y deseaba por la mayoría del electorado. Pero no era esto lo que se esperaba.

Ni mucho menos, y ahora mismo de celebrarse unos nuevos comicios, los de Rajoy contarían con ocho puntos menos, de atender al resultado de los sondeos. Si Zapatero acabó decepcionando a la larga, mal empieza Rajoy, decepcionando en las distancias cortas, si bien lo que importa es cómo acaban las cosas, más que cómo comienzan. Y el PP tiene un plazo de tres años por delante. Lo va a necesitar, porque hay un 61 por ciento de disconformes con la política que está siguiendo el presidente del Gobierno, y muy poca confianza en el mismo, visto lo hecho hasta la fecha. Únicamente sus votantes parecen ya confiar en Rajoy y tampoco todos, sobre un 70 por ciento.

Claro que si los populares bajan, otro tanto le ocurre a la oposición socialista, que vive sus peores horas y sus peores perspectivas. Era de esperar con un PSOE viejo que desaprovechó la oportunidad de renovarse tras el fracaso electoral, enrocándose en un líder, Rubalcaba, cuyas posibilidades quedaron ya bien expuestas y patentes tanto en su período de candidato a la presidencia del Gobierno como en sus anteriores cargos ministeriales. Parecía que los socialistas no podían caer más bajo, pero han caído y ahora, en unas elecciones, tendrían tres puntos menos que el 20-N. Ni siquiera muchos de sus votantes, en un 41 por ciento, confían ya en Rubalcaba que da la impresión de estar acabado apenas comenzado.

Perdiendo puntos el partido en el poder, con un desgaste demasiado rápido, y la principal oposición, todo lo cual es bien expresivo del estado de ánimo del ciudadano, aquí solo suben algo, según la referida encuesta, aunque tampoco mucho, los centristas de UPyD, y los de IU, justo los dos partidos que se han manifestado a favor con reiteración del movimiento del 15-M y de las reivindicaciones de los indignados. Y es que el personal sigue apoyando desde sus casas, sin salir a la calle, mucho de lo que exigen los jóvenes y no tan jóvenes que reclaman una democracia real ya. A la gente le gusta el fondo de la cuestión, pero rechaza sus formas de protestar.

Y un último dato que viene a reafirmar el desasosiego: un 62 por ciento de las personas consultadas creen que, finalmente, Europa va a tener que acudir al rescate financiero de España, por más que Rajoy siga intentando persuadir de lo contrario. Aun así, una gran mayoría se muestra firme defensora del euro y únicamente poco más del 20 por ciento estarían a favor de volver a la peseta.