La matanza perpetrada a sangre fría y en solitario por un soldado estadounidense en la zona afgana de Kandahar va a pasar factura sin tardar mucho a las tropas internacionales. Quién le explica a los talibanes que un soldado se volvió loco y en su locura dejó tras de sí 16 muertos. Los talibanes no atienden a otro diálogo que no sea el de las armas. Con semejantes especímenes nadie puede entenderse ni a través del diálogo que es la vía más indicada ni incluso a través de las armas. Los talibanes son también responsables de la muerte de infinidad de civiles, pero eso no cuenta para un pueblo que ha vivido sometido toda la vida y que desgraciadamente parece haber abrazado con resignación la cultura de la muerte impuesta por esa especie surgida al amor del fundamentalismo islamista.

Las disculpas y condolencias de Barack Obama de nada sirven ante los hechos. Se nos viene repitiendo hasta la saciedad que la OTAN tienen intención de retirarse de Afganistán en 2014. No me lo creo. España sigue enviando tropas de refresco al país asiático y esto parece el cuento de nunca acabar. Yo creo firmemente que no ha llegado el día en que se pueda aseverar que la retirada de tropas internacionales es definitiva. Aquella gente no está para dejarla sola a merced de esos grupos instalados en la Edad Media que viven en el oscurantismo y quieren el oscurantismo para los habitantes del país.

Indudablemente la actuación en solitario del soldado norteamericano es terrible, como terrible es pensar que no sea el único caso. Los soldados viven bajo presión, enclaustrados en sus cuarteles, en sus campamentos y cuando salen a patrullar nunca saben si van a regresar vivos o un cohete, una bomba o una emboscada, acabará con sus vidas. Esa presión puede tornarse insoportable aun en hombres preparados para la guerra y para situaciones límite. Una cosa es el entrenamiento y otra bien distinta la realidad que se vive en el día a día, en un lugar donde todo es hostil, la tierra, el paisaje y el paisanaje.

De los nuestros, me refiero a militares españoles, y de los de ellos, militares estadounidenses, los talibanes se han cargado a unos cuantos, sin embargo para los intereses afganos no cuentan, para un sector importante de la población son tropas invasoras, los demás, viven agradecidos a la solidaridad y a la generosidad de unos militares que, en realidad, no sabemos bien qué hacen allí.

Los americanos nos han dicho que mataron a Bin Laden y en un acto de fe, todos nos lo hemos creído, porque nada hemos visto de aquella acción militar. Todos, en occidente, creyeron que con la muerte del líder se acabarían los problemas, sin embargo estos no solo continúan si no que siguen su escalada imparable. Con y sin Bin Laden que era el objetivo prioritario de los americanos, los objetivos en Afganistán no van a cambiar y, para aquellos que albergaban alguna esperanza, tampoco se acelerará la salida de las tropas tras lo ocurrido al sur de la provincia de Kandahar. Y eso que nos había parecido entender al presidente Rajoy que ya había fecha para el retorno de las tropas españolas. ¿Nos la podría volver a recordar o ha sido un malentendido electoral más?