Ya ha aparecido el descomunal muro del Consejo Consultivo que se ocultaba a la visión de los mortales detrás de andamios y redes protectoras.

¡Y qué muro tan descomunal! Descomunal en todos los significados del término (extraordinario, monstruoso, enorme, muy distante de lo común en su línea, según el Diccionario de la RAE).

Un muro con un coste de construcción elevadísimo por sus propias medidas, configuración y materiales. Excesivamente alto y excesivamente ancho. Con un aplacado de piedra en todo su paramento exterior e interior. Y, además, rodeando toda la parcela que ocupa, ya sean fachadas a la calle o medianeras. Da lo mismo. El recubrimiento pétreo está incluso en las partes ocultas.

Y qué me dicen del material. ¿No tendría que haber sido arenisca de Zamora? ¿Por qué se ha colocado piedra de Salamanca? Un órgano jurisdiccional tiene que cumplir la normativa y ésta obliga a colocar en los edificios del casco urbano arenisca de Zamora y además el proyecto así lo especificaba.

Por no hablar del edificio interior con fachada acristalada de efecto invernadero y un alto coste de mantenimiento en invierno y en verano. ¿Cuánto costará la limpieza de sus cristaleras? Vamos, un ejemplo de eficiencia energética. Y todo por el módico precio de casi 7 millones de euros. Como un lujosísimo chalé en el casco antiguo.

La Junta de Castilla y León dice que es un regalo para Zamora. Pero un regalo que ni necesitamos ni necesita el Consejo Consultivo. Podría haberse instalado en un edificio más modesto o un local más pequeño o el abandonado Banco de España. ¿Qué dirán sus compañeros en la Audiencia Provincial que andan reclamando más espacio o una nueva sede para ejercer su trabajo o los bomberos de la ciudad con un edificio antiguo y destartalado o los alumnos y profesores del Conservatorio de Música abandonados a su suerte y esperando tiempos mejores? Todos ellos con más necesidades que ustedes tienen que esperar a que acabe la «crisis» y haya un poquito más de presupuesto para sus edificios (si el dinero llega a tiempo y no va a parar a Valladolid o Burgos)

Dice el señor Amilivia, presidente de la cosa, que «El edificio será referente arquitectónico, una oportunidad para Zamora». Ya, será para usted, porque lo que es para nosotros los zamoranos nos quedaremos con las ganas. Es un «Hortus Conclusus» según la denominación del arquitecto proyectista. Un «huerto cerrado» que solamente lo disfrutarán sus señorías y cuatro funcionarios venidos de Valladolid a hacer su trabajo y que volverán a su casa en coche oficial. Vamos lo que se dice «fijar población» ¡en Valladolid!

Patético fue ver la imagen de la presentación de la Memoria Anual del Órgano, con sus togas y puñetas ¡Qué puñetas, oiga! Alguno parecía el padre de la fallera mayor.

Ya digo, algo desmesurado, como el mismo Consejo Consultivo.