Todo el mundo parece estar de acuerdo en que el primer Mundial de fútbol que se celebra en el continente africano será el de España, lo cual no tendría nada de extraordinario desde el punto de vista geográfico si tenemos en cuenta que hasta hace muy poco los europeos decían que África comenzaba en los Pirineos. El resto del mundo, simplemente nos ignoraba.

Igual que Zapatero y Sócrates, que se han ido a celebrar el 25 aniversario de la Unión Europea y lo han hecho en Lisboa y en Madrid, obviando aquel anuncio realizado durante la cumbre hispano lusa del pasado año de que Zamora tendría su pedacito de pastel de cumpleaños. Y aquí, las únicas velas que hemos visto son las que le cuelgan de la nariz a los niños de la foto de Filuco en el Museo, cuyo retrato social cada vez se asemeja más al futuro que nos dibujan desde el ámbito económico.

Ya es lástima, porque viendo a la subdelegada del Gobierno con qué gracia menea el palito en el lecho del río Negro, igual se las daba bien de cocinera. Podían haber hecho un Viriato como la mona de Pascua que, años atrás, exhibió la pastelería Barquero aprovechando los últimos chocolates del loro antes de que los recortes supriman coches oficiales y dietas por cruzar la calle. Si se trataba de huella ibérica, qué mejor representación que el pastor lusitano.

La frustración ha llegado hasta Chicolandia donde se había concentrado un montón de aspirantes a guardaespaldas de Sarkozy a la espera de la visita del premier francés. Ya sé que tienen excusa, ahora que nos han sacado hasta de los letreros de Fomento. Aunque si de lo que se trataba era de ahorrar, miremos el lado positivo: igual se pueden perder también los del Gobierno vallisoletano. Mira qué descanso.