Tantas lágrimas, tantas oraciones, tantos malos ratos y tantas decepciones tuvieron por fin su recompensa: un Viernes Santo radiante. Los hermanos de Jesús Nazareno y Ánimas de la Campanilla se resarcieron de los tres últimos años sin salir y completaron un recorrido lleno de emoción y de gente en las calles. Las imágenes y los grupos escultóricos lucieron solemnes y respetuosos durante el trayecto nocturno e increiblemente bonitos bajo los rayos del sol que iluminaron el recorrido matinal. Muchas horas de procesión que merecieron la pena y que se vivieron con gran devoción entre los hermanos de esta, la cofradía más numerosa de cuantas conforman la Semana Santa de Toro.

En esta ocasión, como en los tres últimos años, las predicciones meteorológicas se cumplieron. A las seis de la mañana, bajo la iglesia de Santa Catalina y Santa María de Roncesvalles, ni una sola nube. Era el momento. Los hermanos se colocaron los caperuces, negros o morados en función de la devoción de cada uno, y salieron a las calles. Uno a uno, los grupos escultóricos fueron saliendo con solemne cadencia del templo y sede de la cofradía: la Santa Cena, la Oración del Huerto, la Flagelación, Ecce Homo, La Desnudez, Jesús Camino del Calvario, La Dolorosa, Jesús del Perdón, La Verónica, Jesús Nazareno, Cristo de la Expiración y Nuestra Señora la Virgen de la Soledad comenzaron su itinerario.

En las calles, cientos de personas deseosas de ver, por primera vez en los últimos cuatro años, a Jesús Nazareno en la calle. La procesión avanzó en dirección hacia su estación en la Colegiata, donde llegó con las primeras luces del alba. Tras el merecido descanso, nuevamente acompañaron los fieles devotos a sus imágenes durante el camino de vuelta. Un trayecto que ciudadanos y turistas, muchos turistas, abarrotaron en la Plaza Mayor, Puerta del Mercado y el tramo final hasta el templo de salida. Un sueño para los cofrades y una alegría para la ciudad.

La Pasión continuó en la tarde del Viernes Santo con la procesión del Santo Sepulcro, que pudo desfilar con un tiempo espectacular por las calles del centro de Toro. La gente, una vez más, respondió a la llamada de la cofradía y abarrotó las aceras, siguiendo con devoción el discurrir de San Juan, María Magdalena, Cristo de la Agonía, la Vera Cruz, el Santo Entierro y La Soledad.

Por último, al filo del atardecer de ayer, la imagen de Nuestra Señora la Virgen de la Soledad alzó su mirada por la puerta de Santa Catalina y recorrió, acompañada de sus Damas, las calles de la ciudad velando a su hijo muerto. Un itinerario, como siempre, cargado de solemnidad y devoción a cada paso de la Santa Madre.

Procesión de la Resurrección

Itinerario

A las 11.00 horas de la mañana, la imagen del Jesús Resucitado parte de la iglesia del Santo Sepulcro para avanzar por calle Zapateros, calle La Antigua, Pórtico de Nuestra Señora, calle las Gallinas, Puerta del Mercado y Plaza Mayor. Por su parte, la imagen de la Virgen parte de la Colegiata de Santa María la Mayor para avanzar por la calle Mayor y Plaza Mayor, donde ambos pasos se encuentran y se saludan en un emotivo acto. A continuación, ambas imágenes toman la calle Mayor para dirigirse nuevamente hacia la Colegiata, donde se celebra la Misa Solemne.

Pasos

Cristo Resucitado (Antonio Tomé, 1560) y Virgen de Guía.