Keylor Navas, portero del Real Madrid por la Gracia de Dios y por la torpeza de los dirigentes del club que le paga, que querían fichar a De Gea pero no pudieron, paró un penalti a Griezmann en el Calderón. Esas cosas pasan. A Navas le preguntaron por el penalti, y el portero contestó explicando que el lanzamiento de los penaltis siempre se estudia y se entrena, pero Dios le respalda y ayuda a tomar la decisión acertada y parar el penalti. Vamos a ver. Si Dios ayuda a Navas a tomar la decisión acertada, es que odia a Griezmann y le empuja a lanzar el balón en la dirección equivocada. La cuestión, por tanto, no es por qué Dios ama a Navas, sino por qué Dios ha decidido fastidiar a Griezmann. Sin embargo, llama la atención que Navas mezcle a Dios con el estudio y el entrenamiento. Si el portero costarricense admite que le ayudó mucho haber revisado y estudiando los lanzamientos de algunos jugadores del Atlético, entre ellos Griezmann, no se entiende muy bien qué pinta Dios en este asunto. ¿Qué fue lo que hizo que Navas se lanzara a la izquierda de su portería en el penalti lanzado por Griezmann, el estudio o Dios? ¿O fueron las dos cosas? En ese caso, solo podemos decir una cosa: Dios y el cucho hacen mucho, pero más el cucho.

Yo también tengo un remedio muy eficaz contra el dolor de cabeza. Consiste en sentarse tranquilamente, tomar una aspirina y confiar en Dios. Funciona. Y es que Dios y la aspirina hacen mucho, pero más la aspirina. El estudio de los rivales y la ayuda de Dios hacen mucho para que un portero pueda parar un penalti, pero más el estudio y, sobre todo, esa cosa que se llama "suerte". Sí, suerte, potra, casualidad, fortuna, azar. Me temo que Dios tiene cosas más importantes que hacer que sugerir a Navas que se tire a la izquierda en un penalti. Y si Dios pierde el tiempo con el fútbol, es extraño que no avisara a Navas para que se adelantara a Griezmann antes de que tocara el balón de tacón dejando el gol del empate del Atlético en bandeja a Vietto. ¿Es que Dios se dio cuenta de que había sido demasiado cruel con Griezmann en el penalti, y decidió compensar al jugador francés con una intervención tan decisiva como elegante en el gol del Atlético? Creo que no. Lo que creo es que el cucho, la aspirina y la puñetera suerte son más importantes que Dios.

¿Navas confía en sus guantes tanto como en la providencia divina? Cada cosa está sometida a la providencia, dice santo Tomás de Aquino en la "Suma Teológica", si bien eso no quiere decir que todo suceda necesariamente. Dios vela providencialmente sobre sus criaturas pero, como apuntaba Kant, el mal es un desmentido de la bondad de Dios, de la justicia divina y de la misma providencia porque los males y dolores sin número que padecen los seres racionales contradicen esa pretendida bondad de Dios con sus criaturas. No me trago la ayuda divina a Navas y al Real Madrid porque me niego a creer que Dios quiere ser malo con Griezmann y el Atlético de Madrid. No me trago que Dios intervenga a favor del Real Madrid en un penalti mientras el mundo se ahoga en desastres, guerras, fanatismos y gigantescas injusticias. Diderot dejó escrito que los desórdenes que reinan dentro del orden moral aniquilan toda providencia. Si todo es obra de un Dios, todo debe ser lo mejor posible puesto que si todo no es lo mejor posible, existe en Dios impotencia o mala voluntad. Y no todo es lo mejor posible. Las declaraciones de Navas son escandalosas no solo porque pretenden hacernos creer que a Dios le preocupa un partido de fútbol del que ya casi nadie se acuerda, sino porque la intervención de Dios en un penalti hace que su silencio ante los males del mundo se convierta en impotencia o mala voluntad.

El cucho, la aspirina, el estudio y la suerte al elegir lanzarse al lado correcto en un penalti son más importantes que Dios. Pero Navas seguirá dando gracias a Dios cuando come patatas, se toma una aspirina para el dolor de cabeza y para un penalti a un pobre delantero. Amén.