Por KO. Así ganó ayer Emilio Merchán su plaza para el próximo Campeonato del Mundo de Maratón, cita a la que ya iba a acudir en la modalidad de K-2 y en la que ahora también participará en el K-1.

Merchán, el eterno aspirante al trono mundial de la especialidad de la más larga de las distancias en piragüismo, no hizo prisioneros en el control selectivo impuesto por la Real Federación Española que se llevó ayer a cabo en el río Duero a su paso por Zamora. Jugó bien sus bazas, esperó al momento preciso y se deshizo de sus rivales con bastante facilidad. Lo hizo con un ataque preciso que libró apoyándose en el otro zamorano que peleaba en la regata de K-1 senior, Alejandro Sánchez. Un movimiento que sentenció la prueba, forzando la retirada de su último adversario y dejando a los dos zamoranos libres de obstáculos para terminar el recorrido.

El control se le hizo verdaderamente aburrido a Emilio Merchán y a Alejandro Sánchez. Remando solos a partir del cuarto giro a un circuito que la organización estableció sin escuchar los consejos del veterano zamorano. Porque, aproximadamente sobre el ecuador de los 30 kilómetros establecidos para probar a los palistas, acabó cualquier tipo de competencia sobre las aguas del Duero. Eso sí, antes de llegar a ese punto, la regata dio bastante de sí.

La salida puso en relieve la importancia del premio que iba a obtener el ganador. Los palistas de K-1 senior arrancaron con fuerza, imponiendo un ritmo bastante alto sin pensar en la lejanía de la meta y la plaza para el Mundial por entonces. Ninguno de ellos cedía demasiada distancia con el resto de contendientes y sus posiciones variaban en función de la zona y su trayecto por el cauce del río.

Con un inicio así, el público esperaba impaciente el paso de los participantes por su ubicación a cada vuelta. Todos estaban expectantes, ávidos del primer ataque que comprometiera la integridad del grupo. Y, la verdad, llegó antes de lo que muchos hubieran previsto.

Fue Diego Piña quien probó fortuna en el porteo. Lanzó la carrera y midió el estado de todos los participantes en un intento de despegarse del resto al que Merchán y Sánchez respondieron sin demasiados apuros.

Piña no se conformó con atacar una vez. Comenzó una serie de cambios de ritmo con los que dejó claro que su principal guerra no era conquistar la plaza para el Mundial sino probarse y probar al resto. Sus movimientos no surtieron demasiado efecto pero si tuvieron gran relevancia para el desarrollo de la regata porque le dieron la posibilidad a Merchán de analizar a sus contendientes.

El zamorano ya sabía que Piña no llegaría al final y vio débil a un Xabi Ruiz que no se despegaba del dúo formado por Merchán y Sánchez, sus adversarios por el billete a Portugal. Restaba esperar a que se produjera el instante perfecto para asestar el golpe de gracia a la carrera, tiempo que llegaría pocas vueltas después. Concretamente en el tercer porteo de la regata.