José Luis Posado firmó en los «Seis días de Antibes» la que ha sido, tal vez, su mejor página deportiva consiguiendo un nuevo récord de España a sumar a la larga lista que ya ostenta y la tercera mejor marca mundial de todos los tiempos con esos 830 kilómetros que recorrió en 144 horas en la localidad de la Costa Azul. Fueron seis días de enorme esfuerzo que, sin embargo, él resistió con una enorme serenidad hasta el punto de reconocer que todavía le quedaban fuerzas para seguir un día más. Su salida fue, como siempre, fulgurante, lo que le permitió ostentar el liderato de la carrera durante los dos primeros días, pero luego fue relevado en el primer puesto por el francés Olivier Chaigne al que acosó hasta el final y, a falta de menos de 24 horas, llegó a tenerlo a solo 14 kilómetros de distancia aunque finalmente fueron 50 los que separarían a los dos primeros puestos en el podio.

«Me avisaron de que el primero iba mal, le pegué un hachazo y estuvimos tres vueltas a toda pastilla pero al final no me dejó adelantarle. Le hizo mella el tirón que le di, lo tenía a 13 kilómetros pero tuve que parar porque me tuvieron que atender otra vez por las quemaduras, inclusive ya no me dejaron correr con manga corta».

El esfuerzo que tuvo que realizar el zamorano se incrementó todavía con los diversos problemas físicos que sufrió a lo largo de esos interminables seis días. El más serio fueron las quemaduras que sufrió en el antebrazo derecho por el sol: «Me dieron una crema y me advirtieron que podían obligarme a retirarme».

Sin embargo, no tuvo que lamentar ninguna lesión muscular porque «preparé muy bien la carrera con Fisiocris. He cambiado de fisio, una chica que me ha atendido muy bien. Llevé yo mi propia comida. Como cuando fui al desierto, el primer año dudaba pero luego ya adquieres experiencia», reconoce este funcionario de Justicia convertido en uno de los mejores ultrafondistas del mundo.

En la última jornada hubo un momento en que pareció que Chaigne podría venirse abajo en el liderato: «Cuando más cerca lo tenía, paré y les dije a los médicos que me dejaran dormir media hora pero no me despertaron hasta las dos horas y ahí perdí la carrera -asegura Posado-. El primero tenía toda su alimentación al lado de los fisios y dormía allí mismo. Me tenía muy controlado. Yo no dormí nada el primer día; el segundo, un cuarto de hora tumbado para descansar las piernas; el tercero, media hora; el cuarto, dos horas y cuando perdí la carrera fue del quinto al sexto: les dije a los médicos que me dejaran media hora y fueron dos, además paré a desayunar y me fastidió porque no era la alimentación que yo tenía preparada. Los dos últimos días comí de lo que nos daban allí porque no podía perder tiempo, no quería meterme en la tienda de campaña porque seguro que perdería mucho tiempo. Era no verme pasar una vuelta, y el resto de los rivales aprovechaban», añadió al tiempo que señalaba que «Olivier Chaigne estaba durmiendo y le avisaron de que le estaba recortando distancia, lo tuve muy cerca, pero esas dos horas de sueño me machacaron».

La gran marca firmada por José Luis Posado tiene su origen en que este año acudió muy bien preparado a la cita de Antibes, que será la última ya que el próximo año se buscará otra ubicación: «Estaba muy bien de peso, con 54 kilos. Hice la descarga de hidratos y empecé a cargar de nuevo el jueves por la tarde. Me lo dijo el médico del Centro de Medicina Deportiva de la Junta en Valladolid, los análisis me daban perfecto, tan sólo me tuvo que quitar un poco de vitamina B12 que estaba alta. Lo importante es asimilar el trabajo, porque de qué vale hacer 40 kilómetros si no los asimilas. He encontrado un circuito en el polígono de La Hiniesta donde he optado por hacer más calidad y menos volumen. Y me ha ido muy bien», asegura el esforzado atleta del Vino de Toro Caja Rural Softoro.

Pero no solo él lo pasó mal, también sus rivales, los mejores especialistas del Continente sufrieron lo suyo: Fausto Parigi, el italiano, estuvo muy cerca de mi los primeros días y luego se retiró; Jean Pierre Guyomarch se lesionó y acabó como pudo; Lucio Bazana tuvo un bajón; el portugués Daniel Cardoso «intentó al final acercarse a mi, le sacaba cerca de diez kilómetros y se me acercó un poco. Le pegué un par de vueltas rápidas y lo quedé atrás, y ya lo vi sentado en la carpa, fue cuando vi que el segundo puesto lo tenía ya seguro», añade Posado.

«Tenía fondo para hacer todavía un día más, el único que corría al final era yo», insistió el zamorano.

Como suele ocurrir, su salida fue muy rápida «porque quería coger un margen amplio de kilómetros por si surgía algo: una lesión, parar a dormir, pero el año pasado salió la gente más fuerte. Este año estaban todos los mejores de Europa, Marc Etiemble el ganador del año pasado quedó muy atrás con 513 kilómetros pero no se retiró. Fausto Parigi, que fue tercero, bajó también mucho. Estábamos todos, Cristian Efflam, el segundo el otro año, también quedó muy atrás. Los franceses tienen un equipo de apoyo que les permite tener todo más organizado, les prepara la alimentación, yo me tenía que buscar la vida», no duda en reconocer.

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