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Está claro que una marca como la que consiguió Posado no se puede lograr si no se conjugan muchos factores a favor. Y también este año hubo suerte con la elección de las zapatillas, unas Asics que le regaló la casa: «He acertado porque las del otro año eran unas muy pesadas, no eran idóneas para mi porque yo peso poco. Estas han sido perfectas, no quiero ni verlas otra vez porque me da pena. Eran nuevas antes de empezar y cómo estarán ahora», comenta con su habitual buen humor.

También los agentes atmosféricos fueron propicios esta vez e incluso Posado supo aprovecharse de una fortísima tormenta que cayó el tercer día: «Fue terrible, llovía muchísimo, era un río todo el circuito. Yo el otro año paré, pero este año no, y tengo heridas del roce con la ropa mojada. Dije: "voy a aprovechar" porque estaban todos los demás corredores metidos en las carpas. Solo nos quedamos corriendo el valenciano Alberto Menéndez y yo».

Pero surgiría un nuevo contratiempo en forma de caída: «No vi un bordillo, me caí y me hice daño en el antebrazo derecho, el mismo de las quemaduras. Ya me han hecho placas y no es nada, tan solo una contusión, pero lo pasé bastante mal».

«Los organizadores, me decían que fuera al médico -añadió- pero no quería por si me retiraban. Al final ya me vio el médico. Tenía miedo de que no me dejara seguir por las quemaduras del sol y me obligaron a continuar con manga larga. Me prestaron una prenda de manga larga, no quería meterme en la tienda porque no quería perder tiempo. Iban todos a por mi, Lucio estaba a solo quince kilómetros al final, y Cardoso, a poco más», explicó.

«Pensaba que tenía una fisura o algo en el antebrazo. Estaba todo junto y al médico lo engañé un poco, pensaba que el hinchazón de la caída era del sol, pero al final no ha sido nada».

Posado no quiere hablar de los peores momentos pasados en Antibes porque «no he tenido ningún momento malo. Tan sólo cuando tuve que parar para que me curaran, una vez que llegas a la camilla y piensas que no te van a dejar seguir. Tampoco tuve sensación de sueño, el quinto día un poco, pero el descanso de esas dos horas fue suficiente. Dormí en la misma camilla de los fisios».

El circuito de Antibes es de tierra y con muchas piedras por lo que sufren mucho los metatarsianos. Posado tuvo que ser atendido también por esa circunstancia: «Me cambiaron dos veces los vendajes, el tercer día y el quinto, para que los metatarsianos tuvieran un poco más de protección. Intentaba evitar las piedras, pero por la noche no veías en una zona del circuito, había atletas que utilizaban una linterna y yo iba por inercia». «Ampollas, ninguna, tan solo arrastré ese dolor en la planta. En el talón, nada, en la rodilla notaba de vez en cuando algún dolor pero me daba un spray que llevé yo».

El peor día de sueño fue el quinto, «pero esas dos horas que me dejaron dormir me vinieron muy bien. Lo que pasa es que perdí muchos kilómetros, aunque luego salí como una moto. Me aplaudieron hasta los médicos», explica al tiempo que sigue lamentándose de la falta de un equipo de apoyo: «No ir con apoyo al final redunda en que tengas que depender de los compañeros. Yo les decía a Cristina o a María Esnaola que me despertasen cuando paraba».

Pero se muestra muy contento porque en todo momento fue capaz de ir corriendo, incluso en los peores: «No anduve nada, siempre fui corriendo, incluso se comentó entre los demás. La gente me animó mucho y la organización estuvo fenomenal, pendientes de todo siempre. El organizador no sé si dormiría algo también pero estuvo siempre pendiente de todo».

Posado mantuvo una asombrosa concentración durante toda la carrera hasta el punto de no perder tiempo ni siquiera para consultar la clasificación que la organización ofrecía en cada vuelta a los corredores o la cámara web en la que muchos se paraban a saludar a sus familiares y amigos mientras hablaban por teléfono con ellos: «Ya me conocían pero me sorprendió que no salieran tan fuerte como el año pasado -insiste el ultrafondista zamorano-. Yo no paré ni siquiera a ver la pantalla con la clasificación, tan sólo miraba la bandera de España para comprobar que seguía primero o segundo, pero terminé como para seguir otro día más».

La temperatura también fue benigna casi siempre, al contrario que en la edición anterior: « Un día pasé frío, me tuve que poner manga larga; los demás, estuvo muy agradable. El año anterior sí hizo mucho frío. El calor se llevaba bien, bebí muchas sales minerales, el avituallamiento estaba muy bien, pero también tomaba de lo que llevaba yo: mucha agua, luego barras energéticas, geles, café, consomé? En vez de estar de pie, me sentaba aunque fueran cinco minutos mientras bebía, pero descansaba».

Posado reconoce que es el momento de los agradecimientos que comienzan por el club Vino de Toro Caja Rural Softoro; para seguir por Fredy Lorenzo, « mi entrenador, que es el que lleva mi preparación así como mi alimentación día a día y en todas las pruebas en que compito. Además, el hecho de que haya terminado físicamente fenomenal es debido al trabajo que realiza semanalmente, en mi recuperación, la Clínica Fisiocris, a la que le estoy muy agradecido, ya que durante los seis días, no he necesitado ser atendido por problemas musculares».

Estos 830 kilómetros son nuevo récord de España de los seis días: « Récords tengo muchos, solo hay uno que no he batido, el de 48 horas en pista, el resto los tengo todos». Y recuerda que en Benavente puso en 404 kilómetros el de las 48 horas; el de 48 horas en sala lo estableció en Checoslovaquia. En 24 horas, Posado tiene todos: desde el primero que consiguió en San José Obrero con 248 kilómetros; y el de Madrid en pista con 247. Posee también el tope nacional de cien kilómetros de su categoría de veteranos con 7h28´´: «Creo que tengo 22 récords de España. Solo me falta el de dos días en pista que es fácil pero no sé cuando lo haré. Lo tiene Alfredo Alañón en unos 360 kilómetros y es factible. La única prueba que hay es en Francia a ver si me animo a ir un año de estos».

«Este va a quedar para mucho tiempo. El próximo año no creo que sea en Antibes, será en otro lugar, pero a lo mejor vamos a Hungría que es otra prueba de mucho nivel. Sé que la marca que he hecho es difícil que se supere en España además es increíble que la haya mejorado tanto. El otro año hice 767 kilómetros y ahora 830. Y lo bien que he terminado, mis compañeros me animaron mucho. El que terminó primero es un fuera de serie, pero también acabó muy mal. En el vestuario se quedó tumbado y tuvieron que ayudarle a afeitarse. Yo terminé perfectamente, incluso estuvimos luego bailando en la fiesta que se organizó al final». Sin tiempo para descansar, ya piensa en el Mundial de las 24 horas para septiembre.