Los fondistas tienen una especial consideración a la maratón. Saben que terminarla no es cualquier cosa. Cuando dicen terminar no significa tanto traspasar la línea de meta, sino finalizar la prueba corriendo los 42 kilómetros y 195 metros. Luego ya vienen las consideraciones: bajar de las tres horas o de tres horas y media, o quizá de dos horas y media. La subida al Angliru por su duración en tiempo que no en kilómetros es como una media maratón, y por su dureza una maratón o más que ella. Lo difícil no es tanto llegar a la cima, que se llega, sino hacerlo corriendo y no andando.

De esto saben un poco los vencedores del domingo: Ricardo Mayordomo (1:03.26) y María Díez (1:23.30), que repitió su victoria de 2010. Los dos, procedentes del clubes zamoranos, porque el Angliru, como esas maratones multitudinarias que se celebran a lo largo del globo, tiene un tirón especial fuera de Asturias. Quizá por ello la mítica cima riosana sea terreno vedado para los corredores asturianos. Y si hubiera que personalizar la asturianía, sería en la persona de Martín Álvarez (Piloña). El langreano, especialista en pruebas como éstas, volvía a quedarse con la miel en los labios. «Soy el Poulidor del Angliru», se autodenominó en meta un atleta que el año pasado terminó segundo tras Martín Fiz y que ayer volvió a repetir puesto (1:04.51) sin contar los anteriores tras los hermanos Capitán.

Tamara Fernández (Universidad) era segunda en la cima riosana (1:27.58), otro «tiro al poste» de los del Principado en una prueba pedestre que organiza el Club Línea de Meta como alternativa al ciclismo. Las comparaciones con el ciclismo, que siempre son odiosas, se hacen evidentes. Y en una no hay discusión y es que un ciclista no puede tener la tentación de pararse porque detenerse significa no volver a arrancar, mientras que el atleta juega con esta alternativa hasta como estrategia. Y es que debido a la gran pendiente en algunos tramos los corredores apuestan por dar grandes trancos en vez de correr, porque es tal la dureza de las pendientes, que en algunos tramos llega al 23%, que no se puede sacar grandes diferencias aunque las fuerzas fallen. «Yo he hecho toda la subida corriendo, como el año pasado», confesaba el vencedor, mientras que la zamorana María Díez, primera chica en meta, admitía que había tenido que ir andando algunos tramos de sus 13 kilómetros. «Después del 10 en algunos tramos, me puse a andar», reconocía.

Es decir, que se puede ganar el Angliru también andando, aunque el amor propio de todo atleta sea intentar vencer la tentación de caminar

La carrera masculina llevó la contraria a una pintada que decía «No al bipartidismo». Y es que el Angliru 2011 lo fue: Mayordomo- Álvarez Espinar. Y lo fue desde sus inicios, pues ambos se escapaban ya en el kilómetro 1,5 de un pelotón formado por 156 atletas.

Mayordomo abrió una pequeña brecha de 10 segundos a Martín en el kilómetro 4, llegando destacado a Viapará para realizar el resto de la ascensión en solitario. El allerano Lucas Rodríguez demostraba sus dotes de escalador con su tercer puesto (1:08.22) tras zafarse del gallego Jorge Crespo.

Por su parte, María Díez no encontraba rival en Tamara, a la que aventajaba en casi cuatro minutos y medio, y en dos más a la madrileña Covadonga Parrondo, que completaba el podio. El resto de atletas vencían a la fatiga y, a su modo, también vencían al coloso del Aramo.