La intervención realizada al monarca plantea algunos dilemas constitucionales. Si bien es cierto que el texto plantea la inhabilitación del Monarca, en cuyo caso el heredero pasaría a desempeñar la regencia, hay expertos que señalan que ese supuesto no está previsto para casos como el actual, en el que el monarca podría estar impedido para sus funciones por un corto periodo de tiempo. Por eso claman por la elaboración de una ley orgánica de la Corona, pendiente desde que se aprobó la Constitución.

Los constitucionalistas, no obstante, sí creen que esa inhabilitación temporal es posible. «Si el Rey quedase inhabilitado, tendrían que actuar las Cortes y entraría el Príncipe Felipe como Regente, a la espera de una mejoría en el estado del monarca o de su inhabilitación definitiva», indica el catedrático de Derecho Constitucional Francisco Bastida. Una posible Regencia del Príncipe, añade Bastida, tampoco plantea problemas, al ser mayor de edad y ser el heredero.

El profesor de Derecho Constitucional Miguel Ángel Presno opinó que «existen reglas para la inhabilitación, algunas de ellas no muy claras o desarrolladas». La cuestión clave, indicó, es que «las Cortes deben reconocer la inhabilitación para el ejercicio de su autoridad».

Para otros expertos, sin embargo, la inhabilitación que recoge la Constitución no estaría prevista para cortas situaciones de incapacidad como la actual, sino para periodos más largos. Se hace necesario para ellos establecer qué hacer en caso de el Rey quede impedido durante cortos periodos de tiempo. Algunos plantean que sea el propio heredero quien cubra las funciones de Jefe del Estado, estableciendo un límite a esa regencia temporal.

Antes de conocerse que el estado del Rey era favorable, se llegó a pensar en una posible abdicación. Siempre en un plano hipotético, el también catedrático Ramón Punset descartó esa situación. «El Rey está interesado en consolidar la imagen de la Monarquía en sus aspectos más característicos», indicó. Para Punset, don Juan Carlos «va a mantener hasta el final las normas básicas de la sucesión dinástica». Según Punset, «hay un heredero a la Corona, con dos niñas, y no hay necesidad de plantearse ninguna modificación». El profesor Bastida, por su parte, indica que «la Constitución establece claramente el orden sucesorio: al Rey le sucederá el Príncipe, y a éste su hija mayor, a menos que tenga un hijo, en cuyo caso sería éste el heredero».

Bastida indicó que «la reforma para equiparar a la mujer con el varón en la sucesión se ha intentado, pero, como exige un procedimiento tan agravado, que incluye la disolución del parlamento y un referéndum, que podría convertirse en un plebiscito sobre la monarquía, se optó por aparcarla». El profesor apunta que «se quiso blindar la monarquía, de forma poco democrática, y son cautivos de ese celo».

Presno señala que «el Príncipe seguiría siendo el heredero aunque se cambiase la Constitución para eliminar la preferencia del varón en la sucesión».