El pasado 22 de febrero la industria espacial nacional hacía historia con el lanzamiento de PAZ, el primer satélite español de observación de la tierra. Al frente de este proyecto ha estado Eva Vega Carrasco, una ingeniera aeroespacial zamorana que trabaja en el INTA (Instituto Nacional de Técnica Aeroespacial), organismo dependiente del Ministerio de Defensa. Este organismo, con sede en Torrejón de Ardoz, ha colaborado en la construcción del satélite ocupándose del desarrollo del sistema y del llamado "segmento terreno" de la misión.

Testigo del lanzamiento junto a la ministra de Defensa, Mª Dolores de Cospedal, Eva Vega y su equipo del INTA han coronado con éxito un ambicioso proyecto nacido en el año 2007 dentro del Programa Nacional de Observación de la Tierra por Satélite (PNOTS) de los Ministerios de Defensa e Industria, Comercio y Turismo.

Nacida en Zamora e hija de maestros sayagueses (de Fresnadillo y Gáname), Eva Mª Vega Carrasco inició sus estudios en el colegio de Villaralbo donde daban clase sus padres, Olivio y Hortensia, y después pasó al Instituto María de Molina de Zamora. Apasionada por la física y las matemáticas, la segunda de tres hermanas optó por la ingeniería aeronáutica, desarrollando una brillante carrera -tiene la Medalla al Mérito Aeronáutico- en la que acaba de escribir una página histórica como jefa del proyecto del segmento terreno del satélite PAZ. Desde las alturas de su envidiable trayectoria, Eva vuelve a su tierra cuando tiene oportunidad, generalmente en Semana Santa o verano; "intento mantener el contacto" confiesa durante la conversación telefónica para realizar esta entrevista donde la ingeniera explica el trabajo realizado hasta la puesta en órbita del satélite en el espacio.

-¿Cuál ha sido su responsabilidad en el lanzamiento del primer satélite espía español?

-El satélite PAZ se ha hecho entre dos instituciones, por un lado la empresa Hisdesat que ha sido la responsable del desarrollo del satélite, y por otro el INTA (Instituto Nacional de Técnica Aeroespacial), un organismo público de investigación dependiente del Ministerio de Defensa que ha sido el responsable del desarrollo de todas las instalaciones de tierra, el centro de control y centro de procesado, lo que nosotros llamamos el segmento terreno de la misión. Yo he tenido la inmensa suerte de que el INTA me ha elegido como jefa del proyecto y he sido la responsable de que llegue afortunadamente a buen puerto y tengamos un sistema para controlar el satélite.

-Habrá sido todo un desafío en su carrera, estar al frente de esta proeza aeroespacial.

-El proyecto ha sido un desafío a todos los niveles, también porque nos ha tocado hacer cosas muy diferentes, pues cuando el INTA empezó el proyecto no teníamos ni tan siquiera un edificio. Ha habido que construirlo en un solar vacío, el edificio, la estación terrena, todo el hardware, el control, el desarrollo de procesos... Ha sido un reto para todo el gran equipo del proyecto detrás y he tenido la suerte de poder estar con ellos porque ha sido una experiencia tremenda, mucho trabajo durante muchos años pero desde luego recompensado.

-Ha llevado su tiempo desde que el Ministerio de Defensa apostó por el lanzamiento de un satélite de observación y se han superado con éxito los contratiempos.

-Sí, desde que en 2007 firmaron el acuerdo los ministerios de Industria y de Defensa tardamos como dos años en empezar a trabajar. Estábamos realmente listos para el lanzamiento en 2015, pero se había contratado un lanzador ruso, a través de una cooperación ruso-ucraniana, y justo cuando tenían que lanzar saltó el conflicto entre Rusia y Ucrania y pararon los lanzamientos. Después ha habido que esperar dos años hasta que se ha encontrado Space X para que lo lanzaran el pasado jueves desde California. Ha sido un esfuerzo titánico, los proyectos del espacio son a largo plazo porque involucran a mucha gente, a muchas empresas y muy grandes.

-¿Qué va a suponer para España la puesta en órbita del satélite Paz?

-Para España esto es un hito porque nuestro país había estado en proyectos europeos colaborando y participando para que le dieran retorno de imágenes, pero estaban liderados básicamente por Francia. El detonante de PAZ fue el conflicto con la isla de Perejil (en el año 2002), porque cuando España pidió imágenes de la isla de repente Francia no quería problemas y empezó a decir que el satélite estaba en mantenimiento, que no podía facilitarlas... En ese momento España se dio cuenta que no puedes depender siempre de los demás porque a veces no tienes lo que necesitas. Y ese es el origen de PAZ, hasta llegar a convertirse en un hito para la industria espacial porque es el proyecto más grande que se ha abordado en España en el espacio. Es verdad que el propio INTA lanzó varios satélites al espacio pero eran proyectos más pequeños, más tecnológicos, más de demostración, no un satélite operativo con esas características.

-Y con diferentes aplicaciones, desde operaciones de vigilancia, cartografía de alta resolución, control fronterizo, evaluación de catástrofes naturales y otros diversos usos civiles y científicos ¿no?

-Sí, el satélite tiene aplicaciones que nosotros llamamos duales. Va a dar servicio por un lado a los usuarios de seguridad y defensa, que tienen unos requisitos de seguridad muy estrictos, pero por otro lado también para aplicaciones civiles. Digamos que cualquier persona puede tener una imagen de PAZ y además en este caso, gracias a la participación del INTA, también va a tener un uso científico. Nosotros nos hemos reservado una cuota científica para que pueda servir a universidades y hacer investigación sobre imágenes radar, nuevos modos, nuevos comportamientos. En definitiva para intentar incentivar un poco esta nueva tecnología en España.

-Económicamente este proyecto espacial también ha sido todo un desafío, ¿no se ha visto afectado por la crisis?

-El presupuesto ronda los 160 millones de euros y en nuestro caso para el INTA ha sido también un desafío porque nos han pillado los años de la crisis. Justo se empezó sobre 2009 y como la Administración siempre un poco retrasada respecto a los ciclos de crisis y al mercado, pues al principio no tenía problemas económicos. Pero justo en el mayor momento del proyecto había una situación de crisis enorme, con los ajustes de presupuestos públicos que hemos visto todos, y hemos tenido que ser muy imaginativos para cumplir el objetivo con los presupuestos que había. Pero aún con todas las dificultados, al final lo hemos conseguido.

-¿Có mo se puede ser imaginativo en este tipo de proyectos tan ambiciosos cuando no llegan los recursos económicos suficientes?

-Pues a base de trabajar tú lo que no puedes hacer trabajar a los demás. Al final es renunciar a muchas contrataciones, asumir trabajo con el personal que tienes e intentar hacer las cosas lo más sencillas posibles. Por ejemplo, al principio, cuando establecimos los requisitos de la misión, empezamos a ver que había cosas que igual no eran absolutamente necesarias para el día cero, que se podían ir luego incrementando capacidades. Pues ese tipo de cosas las tienes que tener muy claras, decir puedo llegar hasta aquí y lo importante es llegar, si luego tenemos una situación en que el programa va bien ya incrementaremos. Ese tipo de decisiones las hemos tenido que tomar, porque es fácil aspirar al sistema mejor del mundo, pero luego puede ser que no lo puedas pagar.

-¿Cuántas personas han estado involucradas en la puesta en marcha del satélite?

-Directamente en el INTA ha sido un grupo de 20 personas, pero hemos trabajado con cuatro empresas grandes de España y una alemana. En nuestro caso, solo de segmento terreno hemos sido más de cien personas trabajando en el proyecto a lo largo de los años. Y en la parte de vuelo más o menos. Es un proyecto de mucha gente trabajando.

-Una vez que el satélite está orbitando y lo va a hacer a lo largo de su vida útil, ¿cuál es la misión suya y del equipo de INTA?

-PAZ tiene una vida útil de 7 años prevista, aunque todo el mundo espera que luego sea más. Pero durante esos siete años nosotros tenemos que hacer el seguimiento. El satélite (que pesa 1,4 toneladas y mide cinco metros de largo), se encuentra ya en una órbita solar sincrónica al sol. Pasa cuatro veces al día por encima de España y nosotros en esas cuatro veces tenemos que contactar con el satélite para que nos baje esos datos y subirle luego lo que llamamos los comandos, es decir, las actividades que tiene que hacer durante el resto del día hasta que vuelve a contactar con nosotros. Nuestra misión ahora es mantener el satélite operativo, útil y dando servicio.

-Digamos que tenemos un centinela permanente observando la tierra.

-Sí, un ojo en el espacio mirando lo que pasa por abajo; por eso es tan útil también para las Fuerzas Armadas, que pueden tener la observación de todo el mundo en distintos momentos de tiempo.

-¿Puede dar servicio a otros países o está pensado solo para España?

-El satélite tiene cobertura global, ve toda la tierra. Un gran porcentaje de sus imágenes está pensado para España, pero por supuesto que tiene usuarios externos. Lo único es que como satélite existe un cierto control de quién te pide a quién le das las imágenes, como es normal.

-Hablamos del primer satélite espía español.

-Sí. Y una de las ventajas de los satélites, que por las propias leyes de la física se mueven y no puedes evitar que graviten por todo el globo terráqueo. Con lo cual tienes observaciones de todo el globo y nadie te puede decir que vulneras su espacio aéreo como sería el caso de un avión.

-Precisan que proporcionará imágenes diarias de gran resolución.

-Puede generar más de cien imágenes diarias y luego tiene distintos modos de operación. Modos en los que puede cubrir mucho terreno en la tierra con resoluciones más bajas o puedes hacer imágenes muy pequeñas con resoluciones por debajo del metro, muy altas. Funciona de diferentes maneras dependiendo un poco de lo que te interese ver en cada momento.

-Usted fue testigo del lanzamiento de PAZ junto a la ministra de Defensa María Dolores de Cospedal en las instalaciones del INTA, en Torrejón, ¿cómo fue ese momento?

-Sí estuvimos con la ministra y el director de INTA tuvo a bien presentárnosla. Fue un momento de muchos nervios pero la verdad es que la ministra se mostró muy cercana, muy agradable con nosotros y además estuvo pendiente cuando terminó el acto para volver a saludarnos y desearnos mucha suerte. Fue un momento muy bonito y en general el día del lanzamiento un momento precioso para todo el equipo, que no olvidaremos nunca.