Cuenta la leyenda que "Los Diablos" de Sarracín tenían su morada habitual en las cumbres y laderas de la cercana sierra de la Culebra. Según cuenta la historia pasada de padres a hijos, de abuelos a nietos, al calor de la lumbre, allí vivían aislados del mundo durante las cuatro estaciones. Solamente una vez bajaban al pueblo, coincidiendo con el Año Nuevo, en busca del aguinaldo. Al parecer el Diablo Grande tenía un hijo con "La Filandorra" que a su vez era la hermana del Rullón. En una de esas visitas del uno de enero los fieros diablos se encontraron con el Ciego y el Molacillo, que también estaban pidiendo, y decidieron expulsarlos de Sarracín. Ese mismo día el Diablo Grande ve a la Dama (Madama) y se queda prendado de ella, perdidamente enamorado. Solo había un problema: para poder casarse con ella tiene que deshacerse de su hijo, por lo que aprovecha las luchas para matarlo.