La reflexión está cargada de sentido común: "La sequía y las condiciones climáticas especiales, de récord, que se han dado este año han obligado a tomar medidas de control del agua, a reforzar los equipos de extinción de incendios; han influido en el adelanto de la recogida de cosechas, en todo, ¿como no van a tener consecuencias en la caza y cómo los cazadores no vamos a adoptar medidas al respecto?". Lo espeta José Antonio Prada, delegado provincial de caza. Y se responde: "Hay que retrasar al máximo la apertura de la temporada de la perdiz y si las condiciones no cambian, pues no abrir la campaña. Esa es la responsabilidad. Esa es la decisión que deben tomar los buenos cazadores, los de ley".

Mañana se inicia oficialmente la campaña de caza menor en toda Castilla y León. En Zamora serán menos de un 20%, de los más de 600 cotos que existen en la provincia, los que inicien la campaña. La sequía y la situación límite que viven especies como la perdiz tienen la culpa. La mayoría de las sociedades cinegéticas que abrirán sus cotos este domingo tampoco permitirán la caza de la "patirroja", sí del conejo y de la liebre.

El 80% de los cotos de la provincia irán abriendo la campaña en próximas semanas, dependiendo de la evolución del tiempo, de si llueve o no. Si no cambia ostensiblemente la situación, la recomendación de la Delegación Provincial de Caza es muy clara: no se debería iniciar la temporada.

La Consejería de Medio Ambiente, no obstante, no ha querido interferir y ha dejado libertad a las sociedades cinegéticas para abrir cuando quieran la campaña cinegética a partir de mañana. La temporada, eso sí, se cerrará el domingo, 28 de enero.

Los años secos son buenos para el pelo y malos para la pluma. Lo dice el argot del sector cinegético. Este año ha sido seco como pocos, sobre todo en invierno, primavera y lo que llevamos de otoño. En verano, en Zamora, no. Llovió por encima de la media, cerca de 120 litros por metro cuadrado, pero lo hizo en cuatro días sueltos y seguidos: dos en julio y dos en agosto. Y eso minimizó sus beneficios que apenas se notaron en un estío tan largo y tan uniforme.

El dicho, en todo caso, parece cumplirse. Si se han visto liebres en las últimas semanas en la mayoría de los pagos de Castilla y León. Los cazadores levantaron muchas "rabonas" en la media veda, que no criaron mal y que no se han visto afectadas por enfermedades en un año con una humedad muy por debajo de lo normal. Lo que ocurre, como se repite una campaña sí y otra también, es la irregularidad en el reparto, dependiendo de la gestión que se realice.

Conejos, sí, son una plaga. Lo repite desde hace meses José Antonio Prada. Hay cotos que llevan varios meses con descastes y aún así los daños han sido muy elevados en viñedos y cultivos cerealistas. En el caso de las viñas, los perjuicios son impagables porque en algunas zonas han acabado con hojas y varas lo que va a dificultar la brotación el próximo año. Varios cotos han tenido que abonar indemnizaciones por daños, una situación que crea roces difíciles de suavizar entre cazadores y propietarios de cultivos.

Conejos hay más que nunca, ya que no han sufrido mermas por enfermedades tan comunes otros años como la mixomatosis o la hemorrágica-vírica. Esta especie se está convirtiendo en la sostenedora de la caza menor en Castilla y León.

La Delegación Provincial de Caza se queja de la prohibición de la "traslocación" de estos animales. "Ocurre -asegura Prada- que hay comarcas que tienen una gran población de conejos, excesiva y dañina por tanto, y otras que no los ven. Sin embargo, la Junta nos prohíbe llevarlos de unas zonas a otras. No lo entendemos porque, por el contrario, sí está permitido cuando los conejos son de granja. Es como si hubiera intereses económicos que se nos ocultan y se nos escapan".

El problema este año, como en los últimos, es la perdiz. Las poblaciones son cada vez más escasas. "A estas alturas -explica el delegado provincial de caza- debería estar fuerte, dura, tras comer la primera otoñada. No ocurre así, está débil, es muy vulnerable; no se debe abrir la caza hasta que no cambie la situación. La sequía daña mucho a este especie que necesita estar en plenas facultades para defenderse con vuelos largos. Y si las condiciones climáticas no cambian, pues no se debería cazar. Eso es responsabilidad de los cazadores. En años como estos es cuando hay que demostrar que nos importan más que a nadie las especies cinegéticas".