"Es lo más natural del mundo, aunque todavía hay mucho abandono y poca educación. Estamos a años luz de un comportamiento correcto" expresaba ayer uno de los agentes medioambientales que se acercó a ver la espectacular fuga de agua existente en la presa de Villalcampo y que reparaba en la gran acumulación de residuos orgánicos y no orgánicos que cubría el principio del embalse.

Claudiano Morato, por su parte, señalaba que es una situación que también se da en la Ría de Bilbao cuando llegan las grandes tormentas, pero en este caso "todos los días un barco recorre la zona recogiendo el material. Yo creo que aquí esperarán a que pase el temporal para recogerlo". Buena parte de lo depositado son restos de árboles y vegetación apañada por las crecidas en las riberas, y que luego es arrastrado por la corriente hasta parapetarse junto al muro. No obstante, abundan los elementos dejados por el hombre: botellas, balones, ruedas, electrodomésticos, y que evidencian el incivismo imperante. El resultado es un vertedero en toda regla, que convierte a la presa de Villalcampo en el paradigma de basurero fluvial difícilmente equiparable porque a él afluyen los residuos de una gran cuenca. La presa de Villalcampo es, por ello, la gran estación depuradora del Duero.