A la hora de mirar al pasado de las fiestas de Puebla de Sanabria una fecha clave es la del año 1848, ya que fue entonces cuando se fundó la Archicofradía de Nuestra Señora de las Victorias y se inició una tradición que con el paso de los años ha ido ganando en realce y se ha consolidado como el epicentro festivo de la villa. Desde sus inicios, unida a la devoción mariana a la Virgen de las Victorias ha estado ligado el grupo de gigantes y cabezudos de Puebla de Sanabria, que el próximo lunes volverán a desfilar y al día siguiente acompañarán un año más a la patrona en el desfile por las calles de la histórica villa.

La inclusión de los gigantes y cabezudos en la comitiva que desfila el 8 de septiembre se ha mantenido desde los inicios de la cofradía y únicamente fue interrumpida unos años al comienzo de la década de los 50 hasta que en el año 1956 deja de estar en vigor el mandato del obispo de Astorga para separar fiesta religiosa y pagana y prohibir que las figuras de cartón-piedra acompañaran a la patrona.

Ligados a la fundación de la cofradía de las Victorias, a mediados del siglo XIX, están los gigantes de la Negra y el Chino y a aquella época se remonta también el desfile inicial de las gigantillas y los cabezudos del aplanchetado, el negrito, Napoleón y el Guardia Civil. A mediados del siglo XX se incorporaron los gigantes del Zapatero y la Giganta nueva o Zapatera, junto a los cabezudos del señorito, el payaso, la bruja y los enanos. En los años ochenta, la comitiva de antruejo sumó nuevos componentes con la incorporación al desfile de los cabezudos del lobo, Yumbo, Pinocho, Don Quitoje, Sancho Panza, el monito, el demonio, el rey, la bruja, el mejicano, el oro, el pirata, el chimpancé, el mago, la bestia y el diablo.

En los años noventa, el grupo aumenta en no pocos miembros, primero con la confección en la propia villa de dos nuevos gigantes que representan al Rey y la Reina, luego con la gigantilla del duendecillo y en 1996 con la suma de dos de los gigantes más representativos de las tradiciones de la comarca, el Sanabrés y la Sanabresa, que muestran la indumentaria tradicional de boda y de fiesta de la zona que figura en el catálogo de trajes regionales.

Ya en el siglo XXI, el grupo de gigantes y cabezudos que acompaña a la Virgen de las Victorias vuelve a ampliarse para representar a otros dos personajes ligados a la historia de Puebla y de su castillo, ya que desde el año 2002 desfilan los gigantes de los condes de Pimentel o condes de Benavente, Rodrigo Alonso Pimentel y su mujer María Pecheco Portocarrero. De esta forma el grupo de gigantes y cabezudos, que cuenta con un museo propio en Puebla, está compuesto por diez personajes mayores y 33 de tamaño real y cabeza de proporciones exageradas.

Otra tradición ligada a las fiestas de las Victorias, aunque no tan antigua, es la de los toros de fuego, un espectáculo pirotécnico con astados de cartón-piedra que se instauró en el año 1948, con motivo del primer centenario de la archicofradía.

La pervivencia de estas tradiciones y el papel de centro neurálgico y capital comercial y económica de la comarca de Sanabria que juega Puebla hacen que las fiestas de las Victorias congreguen a vecinos de toda la comarca y de numerosos pueblos de la Carballeda. Pero el nexo de unión de las fiestas de la villa no acaba ahí, ya que además de acercarse a los festejos personas llegadas de otros puntos de la provincia no es infrecuente ver en las actividades festivas a gallegos de los pueblos de la provincia de Orense más cercanos a Sanabria. Mayor es aún la presencia de bragantinos y trasmontanos. La cercanía de Puebla de Sanabria a la frontera con Portugal y el eje de comunicaciones transfronterizas que conforma con Braganza a través de Calabor por un lado y de Rihonor de Castilla por otro hacen que las fiestas de la villa sean también centro de reunión de vecinos del nordeste portugués.