Si hay algo que no falta en verano son los campamentos. Zamora cuenta con un paraje sin igual, como es Sanabria, uno de los destinos preferidos para campamentos de la comunidad y cada vez más habitual en grupos de fuera de Castilla y León. A tan solo 10 minutos del Lago de Sanabria, en un enclave privilegiado, Cáritas cuenta con tres campings que ceden a parroquias y grupos. Se dividen en 5 turnos, desde el 1 de julio al 31 de agosto. Este año, son 9 los grupos que han pedido a Cáritas estas instalaciones: Caja Rural, la Delegación Diocesana de Enseñanza, Arciprestazgo de Benavente-Tierra de Campos, San José Obrero, Arciprestazgo de El Pan, San Lázaro, Arciprestazgo de Aliste-Alba, Scouts y la propia escuela de tiempo libre de Cáritas, Azemur.

Un total de 800 niños pasaran por los campings de Cáritas. Teresa Enríquez, responsable de la Escuela de Tiempo Libre «Azemur», comenta que el objetivo principal es «educar a los niños y niñas en el tiempo libre, fomentando la convivencia y la integración, a través de un ocio saludable y en relación directa con la naturaleza». César Salvador, párroco de san Juan del Mercado de Benavente y coordinador del campamento de Benavente-Tierra de Campos, añade uno más: «Intentamos educar en los valores cristianos mediante el juego y las dinámicas de participación y cooperación». Según Salvador, que también es arcipreste del Arciprestazgo de Benavante-Tierra de Campos, «el campamento se plantea como complemento a la formación religiosa y de catequesis que reciben los chicos durante el año, para favorecer el contacto con el medio natural, regalo de Dios, y a la vez estrechar lazos de unión entre todos los niños del Arciprestazgo». Esto se hace a través de oraciones donde se busca suscitar en los niños un sentido trascendente y juegos en grupo para fomentar un espíritu cooperativo y solidario.

Con una metodología basada en la confianza entre coordinador y monitores, los campamentos se comienzan a preparar con meses de antelación, como comenta la responsable de Azemur: «Cada uno tiene su ritmo, algunos en febrero, otros en mayo, como nosotros». En cambio, la documentación necesaria y las instalaciones se preparan «desde que empieza el buen tiempo», aproximadamente después de Semana Santa. Este, el de la documentación, era un punto difícil al principio, como comenta Enríquez, pero ahora «la experiencia te va enseñando y te sale automáticamente».

Teresa, responsable de Azemur, comenta como es su monitor ideal: «Un monitor debe saber, en otras palabras, conocer a los participantes y lo que se pretende con el campamento; querer, o sea, estar motivados e ilusionados porque salga bien el campamento, porque los niños lo pasen bien y trabajar para ello, no se va de vacaciones; y poder, es decir, tener las características personales adecuadas, ese toque de monitor», un toque que todos los que hemos ido de campamento conocemos y asociamos a esas personas que hacen que una estancia de 13 días en Sanabria sea algo mágico.