Tábara aflora sus orígenes más históricos, visigodos y mozárabes, hace mil cuarenta y cinco años, tras el paso por estas tierras, tan míticas como místicas, dejando su huella y obra, los insignes san Froilán y san Atilano como alma, corazón y vida del monasterio dúplice de San Salvador creado con el mandato y apoyo del rey Alfonso III "El Magno" a finales del siglo IX, entre la Sierra de la Culebra y el río Esla, de la colina a la ribera, allí donde, el de Lugo y el de Tarazona, lo mismo fueron cabreros que pescadores, antes de llegar a obispos de León y de Zamora y terminar subidos a los altares.

El 27 de julio del año 970 el monje Emeterius concluía la magna obra, una de las joyas más importantes del mundo: el Beato de Tábara. Uno de los libros altomedievales más preciados de toda la miniatura española y de la europea. Culminaba así el discípulo la obra que había iniciado su maestro el calígrafo y pintor Magius, cuyos restos descansan en la iglesia de Santa María. Páginas de gloria donde, en una de ellas, reprodujo la "Torre Alta et Lapidea" del monasterio de San Salvador y el Scriptorium Tabarense, allí donde Senior, Emeterius, Monnius y la monja Ende concluyeron en el año 975 el Beato de Gerona y donde antes, así lo refrendó John Williams, fue iluminado el Beato Morgan o de San Miguel. Fue Tábara en aquella época del obispo Adalberón un centro monástico de primera magnitud, tierra de rezos y ofrendas, de monjas y monjes, pero también porque allí estuvo durante el siglo X uno de los centros de elaboración de códices más importantes de la Península Ibérica.

Cruce de caminos que no siempre fueron gloria sino también desgracia tras la batalla de Polvoraria, que la crónica de Albelda sitúa en la confluencia del Esla y el Órbigo, tierras las nuestras presa de la repoblación asturiana que trasladó la frontera meridional de su reino hasta el río Duero por Pino. Guerras fratricidas entre cristianos (Alfonso III) y los omeyas (Muhammad y Al Mundhir) hasta el año 883. Cenizas también de las razias de Almanzor. Tábara mozárabe y visigoda, la historia hecha fuente de sabiduría.