Abejera de Tábara y sus vecinos se vistieron de gala para dar la bienvenida al Año Nuevo cultivando las añejas tradiciones que resurgen de sus cenizas a primeros de enero para mostrar y demostrar que las raíces sociales y culturales, rituales y costumbres, forman parte imprescindible de la vida y de los aconteceres de un pueblo que, con insigne pasado, vive el presente, labrándose un digno futuro.

Las campanas de la iglesia parroquial de La Natividad entonaron su repique rompiendo el silencio del valle con las sierras de Valer y Sesnández como guardianes de los fríos del norte. Tarde de sol primaveral, que con sus rayos ayudó a calentar las solanas, que a la umbría seguían siendo gélidas. El Cencerrón, encarnado por Álvaro Andrés Palacios hizo su aparición mostrando su poder con el abrir y cerrar de las tenazas de escalera, su demoniaca careta y la música campesina de las cencerras Midinas y Piquetas. Junto a él, inseparable compañera de viaje y andanzas la Filandorra (Michael Blanco Hessler), sembrando de ceniza tierra y aire. Este año las mozas y mozos, todos jóvenes, se repartieron los personajes, bordando la representación cada uno del que le tocó encarnar, además de un perfecta sincronización en la representación en conjunto.

La llegada del gracioso Gitano (Adrián Rodríguez Vara), montado en su adornada burra, volvía a ser uno de los momentos más llamativos, mientras contaba sus increíbles historias al alcalde del pueblo, Lucas Fernández, invitándole a una pinta de vino de su bota, para conseguir permiso para entrar y campar a sus anchas su familia en Abejera de Tábara.

La joven Beatriz Gallego Andrés fue el Pobre que se encargo de ir recogiendo las limosnas pintando de colores las caras de todos los allí presentes. El sufrido Ciego (David Gallego Andrés) y su acompañante el Molacillo (Jesús Casado Folgado) llegaron y cautivaron con sus nuevos cantares de ciegos recogiendo la actualidad de Abejera y de los pueblos cercanos. Aunque al Cencerrón y a la Filandorra no le hicieron ninguna gracia e intentaron con sus peleas tomarse la justicia por su mano, acudiendo a defenderles el Gitano. La parte pulcra de la representación la pusieron la Madama (Natalia Díaz Río) y el Galán (Mónica Casado Folgado).