Francisco Carbajo vivió en el País Vasco la llegada de la República con una sentencia: "este nuevo régimen es como un nuevo dique que se ha reventado y el agua contenida nos va a llegar a todos al cuello". Sobre el primer presidente de la Segunda República, Alcalá Zamora, aseveraba que "era un político muy culto, persona católica cien por cien y, en fin, bueno con todos los seres humanos. Era un presidente muy bueno". El 29 de julio de 1933 prometió fidelidad a la República, "ordenes de arriba. Había que jurar fidelidad aunque no se estuviera de acuerdo con la forma de los asuntos públicos con la Segunda República". Sobre José Antonio Primo de Rivera consideraba que "era un chico extraordinario, con unos conocimientos muy buenos y un excelente programa de justicia para el futuro" y aludía a la Falange duramente explicando que "hubo mucho individuo indeseable que ingresó en ella para desacreditarla y echarla abajo definitivamente, y que luego, durante Guerra Civil, hicieron multitud de salvajadas. Vamos que si José Antonio lo llega a ver, seguro que hubiera ordenado la ejecución de esos indeseables por un pelotón de fusiles" y sentencia "con la actuación de la Falange estoy en desacuerdo, con su creador me muestro conforme". La Guerra Civil le llegó como Sargento de Carabineros en el puesto vasco de Herencin, en el monte Jaizquíbel, muestra su visión: "En parte sólo de acuerdo con las primeras medidas que tomaron, ya que aquellos años treinta España era un caos y había que remediar el asunto. Ahora bien, los procedimientos que se emplearon en muchos sitios para lograrlo..... La verdad es que no estoy de acuerdo con la forma en que se hizo. La guerra supuso dejar vía libre a muchas venganzas personales. Vamos que se mató a cantidad de inocentes por eso y por ser de diferentes ideales" sentenciaba el ya capitán jubilado.