Torregamones se afianza entre los destinos del turismo de la naturaleza y de la etnografía en el Parque Natural de Arribes del Duero por la importancia y atractivo de sus recursos paisajísticos y etnográficos.

La Ruta de los Molinos, a lo largo de la denominada Rivera de Los Muriegos, atrae cada año a mayor número de personas y el Ayuntamiento, presidido por Francisco Javier Sánchez, no esconde su satisfacción porque, según dice, en algunas fechas del año Torregamones esté por encima de Fermoselle, "que es un referente en el turismo en Arribes", e incluso de Galende, en el Parque Natural del Lago de Sanabria y entorno.

Eleva aún más el encanto de la Ruta de los Molinos el hecho de que algunos todavía funcionen correctamente a su moderado ritmo. Si el agua recorre el cauce, en su camino hacia el Duero, hay molinos que cuentan con todos sus engranajes preparados y sus elementos listos para convertir en harina el grano depositado en la tremuela.

"Es una ruta preciosa durante en otoño y hasta navidades, cuando corre el agua. Son siete molinos que eran familiares" expresa Ángel Barrios. El alcalde del municipio, Francisco Javier Sánchez, subraya que a lo largo del año se efectúan algunas rutas guiadas: dos al Fuerte y dos a los molinos. Señala que "el hecho de estar cerca de la gran ruta GR-15 favorece y en primavera es un paseo concurrido". Conforme a los datos remitidos al Ayuntamiento por Turismo, recuerda como fechas memorables los contados días en que Torregamones superó a Fermoselle y Galende.

Manuel Tejedor pisa con frecuencia estos parajes y destaca la belleza que ofrecen en los momentos en que el agua hace acto de presencia y se apodera de la rivera. Repara en que hay molinos que hicieron su función años atrás, como el de La Azurera y Los Payuelos, pero el deterioro se está apoderando de los mismos. Sin embargo, siguen ofreciendo a los visitantes su verdadera identidad el denominado Los Nuevos, Los Domingos y Los Lucíes. Algunos mantienen en perfecto estado sus estanques, canaletas, rodeznos, ejes, piedras y demás elementos constitutivos de estos tradicionales molinos de agua. No deja de sorprende que alguno, como el denominado de Los Domingos, haya sido el refugio de un animal silvestre como lo prueban las deposiciones y el camastro acomodado en su interior.

Hoyas talladas por el agua

El rosario de molinos salpicados conforme desciende la rivera hasta desembocar en el embalse lusitano de Mirando do Douro constituye un recorrido que trasciende la pura recreación paisajística o fluvial, porque estas históricas construcciones dan fe de un pasado laborioso y sumamente efectivo para sacar adelante y con buen pie la vida de una población colmada de habitantes.

La ruta por la rivera de Torregamones esconde otras construcciones sorprendentes, en este caso talladas por el paso del agua sobre el duro granito. Como si fuera un artista humano, el agua ha labrado en los bloques de granito extraordinarios hoyos circulares que fuerzan a la contemplación. Son obras provocadas por las fuertes caídas y los remolinos, que han convertido el enclave de El Bozón en un verdadero cuadro natural.

Los visitantes completan además su recorrido con una visita a los llamativos chiviteros, unas ingeniosas construcción realizadas por los ganaderos para defender las crías de las cabras de las fauces de los predadores. Torregamones cuenta con un escenario perfectamente adecuado y preparado para que los turistas se alecciones sobre una vida prevenida y entregada a la defensa de los escasos recursos disponibles.Los turistas completan su estancia con una visita al Nuevo Fuerte, que les pone a la vista la ciudad de Miranda do Douro, y las duras vertientes del cañón del Duero, donde halla su hábitat el águila perdicera y el dragón de Arribes, una especie que no se deja dominar por los biólogos porque prefiere el suelo arribeño a cualquier botánico.