Cientos de fermosellanos celebraron ayer la romería de Santa Cruz, con el rigor de los oficios religiosos en la ermita del Santo Cristo de Pino, el acostumbrado reparto del chocolate con churros, los aperitivos a base de embutidos, la animación de la música, el baile folclórico y el disfrute de una jornada al aire libre y en una atmósfera gastronómica y campera.

Es de destacar que esta festividad tiene lugar en uno de los cantos del Parque Natural de Arribes del Duero que pone a los ojos el paisaje surcado por el Duero, la estampa de las parcelas marcadas por los típicos bancales del arribanzo, en muchos casos ya apoderadas de la naturaleza, y hasta la propia villa de Fermoselle.

Favorecidos por un día de brisa y agradable, a buena hora de la mañana los fermosellanos comenzaron a desfilar por el camino hacia la ermita de Santa Cruz o sus entornos para elegir el lugar de acampada donde, por la tarde, organizan la gran merienda-cena, pero especialmente para preparar los toldos de reunión de familias o amistades y asistir a la celebración de la santa misa, oficiada en la pequeña pero adecentada ermita de Santa Cruz.

Carne y vino

Es un acercamiento que algunos hacen en coche, pero que otros prefieren realizar a pie y al modo romero. El equipo de Gobierno, presidido por el alcalde popular Alejandro Fermoselle Berdión, forma parte de la comitiva que recorre el camino y también de los que ocupan un lugar destacado en el templo. Es una jornada especial porque además tiene lugar el cambio de mayordomos, que son los encargados de mantener el histórico templo con todas las atenciones de decoro floral, limpieza y orden.

Seguidamente los fermosellanos se entregan a disfrutar del reparto del chocolate y los bizcochos, y otros, como el colectivo de "Te lo imaginas", formada "por puros fermosellanos", van más lejos y entregan a un aperitivo con todas las de la ley. Pero es un momento de gran animación musical merced a la entrega de los componentes de los "Tamborileros Juan de la Encina" cuyos sones mueven a la danza a los romeros.

No faltaron ayer algunas críticas al gamberrismo, que se hizo notar en el robo de la placa de la puerta del templo y el corte del tronco de uno de los árboles que dan sombra a la zona, hasta el punto de que todos temen por su pérdida.

El momento estelar para muchos de los romeros está en las horas de la tarde, cuando los grupos familiares o de amigos organizan la gran merienda en los ámbitos de la ermita y en las parcelas del entorno. Es una estancia campera presidida por un ambiente relajado y marcado por los asados, donde la carne y el vino corren a gusto y a placer de los comensales. La música también impregna con sus notas gran parte de los momentos de esta jornada romera. Es una de las festividades entrañables de Fermoselle, a la que responden la población con entusiasmo por su carácter local y convivencial.