Muelas del Pan vivía ayer uno de los días más importantes del año con la celebración de la romería popular en honor al «Cristo de San Esteban» que congregó a los niños, jóvenes y mayores entorno a los actos lúdicos y religiosos en e pueblo y en la campiña.

A las 11.30 horas el pendón abría la comitiva romera que salía de la iglesia parroquial de Santiago Apóstol, seguida por el «Niño Jesús» y la Virgen María. Tras años de bandas de música este año la procesión recuperaba las tonadas más tradicionales al ritmo de la dulzaina y el tamboril con el gripo «Los Campusinos» de Villalcampo. El día soleado este año si acompañó, y los romeros pudieron hacer sin problema alguno el recorrido, andando, desde el templo urbano, hasta la ermita de «Pilo el Moro», junto al embalse de Ricobayo.

Cuenta la leyenda popular, pasada de padres a hijos, generación tras generación, que el «Cristo de San Esteban» era llevado en un carro tirado por bueyes desde Zamora capital a un pueblo de las Tierras de Aliste, sin embargo al llegar al entonces río Aliste, los animales y el Cristo se negaron a seguir su camino y allí se construía el santuario. De ahí el sobrenombre del «Cristo Emberronao».

Luis Santamaría del Río, párroco e la Unidad de Acción Pastoral de Muelas del Pan, fue el encargado de oficial la santa misa que lograba llevar de devotos el templo donde se halla el Cristo.

«Cuantas veces en tantos años el pueblo de Muelas ha venido hasta esta ermita para contarle sus cosas al Señor. Cuántas penas y alegrías, cuántas intenciones, cuántos desahogos con Él, porque sabemos que Él nos escucha. Lo sabemos. Oye cada padrenuestro y ve cada ofrenda, cada donativo, cada lágrima y cada sonrisa que ponemos en Él» dijo Luis Santamaría.

Una vez concluidos los actos puramente religiosos el baile con «Los Campusinos» animó la pradera a la espera de la comida campera, mientras los hombres cumplían con la tradición del jugar a la calva, un campeonato que como siempre estuvo muy animado.

Hacia las 19 horas la procesión regresaba al pueblo y ya por la noche, el almacén municipal, acogía el punto y final a las fiestas romeras con una verbena popular que contó con la actuación del grupo musical «Lízaro».

La romería del Cristo de San Esteban goza de gran tradición entre los moleños favoreciendo una jornada de convivencia y hermandad entre los vecinos, residentes habituales del pueblos, y los que una vez pasada la Semana Santa regresan a la diáspora para continuar con su rutina diaria, unos estudiando y otros trabajando.