La Guardia Civil ha descubierto un cercón-trampa para capturar fauna de caza mayor con una superficie de dos mil metros cuadrados en una finca de la comarca de Tábara.

La cerca tenía la finalidad de capturar a los animales que habitan alrededor de la finca y una vez dentro del cercón la fauna se convertía en animales en cautividad. Principalmente estaba orientada a apresar jabalíes. Alrededor de la finca también encontró la Guardia Civil restos de jabalíes y un apostadero. Parece evidenciar que el furtivo trataba de atraer la atención del lobo, ya que es uno de los trofeos más cotizados.

La finca está dotada en la entrada con una trampa a la que los animales acuden por los reclamos que se le pone en la puerta en forma de cebo. Estos no pueden volver atrás, ya que con la entrada del animal en la jaula, la puerta exterior automáticamente se cierra evitando, así, su escape.

Posteriormente el furtivo, que ya ha sido identificado por la Guardia Civil y denunciado, abría la puerta interior que daba acceso a la finca y allí ya los animales pasaban a convertirse en cautivos.

El peligro de esta práctica furtiva reside en el forma indiscriminada de la captura. La trampa no puede seleccionar a los animales que caen en ella, por lo que se pone en riesgo a algunas de las especies protegidas.

También juega en contra el carácter salvaje de los animales capturados, que puede provocar que se autolesionen o acaben muriendo por la cantidad de heridas que se hacen al intentar escapar cuando se encuentran dentro de la trampa. Las autoridades desconocen el futuro uso que se hacían de los animales capturados. En la mayoría de los casos se destinan para la caza del lobo, la venta de dichos ejemplares o para la cría en cautividad.

Los animales encontrados dentro de la finca fueron liberados y puestos en libertad en las inmediaciones de la finca, ya que es el hábitat natural de estos ejemplares.

La Guardia Civil ha denunciado a esta persona por haber quebrantado la normativa de Caza de Castilla y León, en este caso las sanciones pueden llegar a los 3.900 euros. Pero la pena más dura a la que tendrá que hacer frente será por haber infringido la Ley de Patrimonio Natural y Biodiversidad, la cual trata de proteger la flora, fauna y los parajes. En este caso la multa puede llegar a alcanzar los 200.000 euros en su máximo grado.