Alfonso Martín lleva más de veinte años con la explotación y cuenta casi una decena de ataques de lobo. El último, ayer de madrugada, aunque en esta ocasión no se puede hablar estrictamente de un ataque sino que el merodeo del depredador alteró de tal manera al rebaño que provocó la muerte de veinte ovejas atolladas entre el barro y asfixiadas. Ocurrió en la Dehesa de Valverde, a escasos ocho kilómetros de Zamora, y fue un lobo que el ganadero y su hijo vieron con sus propios ojos. Apenas habían pasado cuarenta y ocho horas desde el ocurrido en Roales del Pan, también en el entorno de la capital.

Cuando Alfonso Martín acudió como cada mañana a atender al ganado en seguida se dio cuenta de que algo había pasado. «Estaban (las ovejas) todas amontonadas, nerviosas y vimos algunas muertas» entre las más de 300 encerradas en las cancillas. Padre e hijo intentaban poner orden en el desaguisado cuando, «a las diez y pico de la mañana volvemos y veo que el lobo vuelve derecho al corral. Cogí el coche y fuimos detrás; si lo pillo en ese momento lo como a muerdos», comenta el ganadero indignado con lo ocurrido.

Los cuatro mastines impidieron el ataque del animal pero no el estrés de las ovejas que corrían de un enfangadas en el barro después de los casi cuarenta litros de lluvia que han caído por la zona.

«(Al lobo) lo vimos perfectamente porque al principio se quedaba ahí, pero en cuanto fuimos detrás se metió para unas jaras y lo perdimos de vista» cuenta Alfonso Martín mientras hace recuento de las bajas que le ha ocasionado este nuevo ataque a la explotación. «Sabía que algo tenía que ser, también pensé al principio en el jabalí porque hay mucho pero ya cuando vimos al lobo no hubo duda».

El ganadero no recibirá ni un duro por estas pérdidas, pues ni el seguro se lo cubre ni la explotación está en una zona protegida o acotada. «Si estuviera al sur del Duero al menos algo nos daba loa Junta, pero como estoy a las puertas me quedo sin nada» lamenta Alfonso Martín. Por desgracia no es la primera vez que pasa por este trance y teme que no sea la última.

Ha sufrido experiencias de todo tipo, como cuando hace «cuatro o cinco años» sufrió un ataque de lobos el día de nochebuena que caía en viernes. «Fui a dar parte al seguro el lunes y al cabo de un año me dicen que no me pagan porque habían pasado 48 horas». Alfonso contrató un abogado y ganó el pleito. Peores consecuencias tuvo otro ataque del depredador que terminó con las ovejas en la N-122, pasó un camión y mató a 90. «Menos mal que tenía el seguro porque encima tuve que pagar los daños causados en el vehículo». Con semejantes experiencias no extraña que el ganadero esté «curado de espanto» aunque a la vez manifieste la «indefensión total» que siente; «ahora hay lobos por todas partes así que nos puede tocar en cualquier momento otra vez».

La Alianza por la Unidad del Campo, que agrupa a Coag y Upa, denuncia que los ataques «se están generalizando a diario en el entorno de Zamora» y solicitan la «intervención inmediata» de la Delegación Territorial de la Junta en el control de lobos. Las organizaciones agrarias consideran justificada la medida «ante los continuos ataques y los graves daños que ocasionan en las explotaciones ganaderas».