El obispo de la diócesis, Gregorio Martínez Sacristán, bendijo el acto de reposición de la imagen de Nuestra Madre en su habitual aposento de la parroquia de San Félix de El Perdigón. La localidad posee una imagen notable de la Virgen, precisamente la que tuvo antaño la cofradía de Nuestra Madre de la capital, hasta que fue sustituida por la actual talla.

El prelado presidió una eucaristía solemne en la que participaron además otros siete sacerdotes. Los miembros de la hermandad de El Perdigón y fieles de la localidad estuvieron acompañados por Josefina Yugueros, la presidenta de la Cofradía de Nuestra Madre de Zamora y miembros de su junta directiva, además del presidente de la Cofradía del Santo Entierro, Luis Boizas y el encargado de protocolo de la misma hermandad, Luis Pablos Flórez.

Al término de la eucaristía, el obispo y los sacerdotes se dirigieron a la capilla de Nuestra Madre. Una vez allí bendijeron la túnica nueva de la imagen de Jesús Nazareno y a continuación rezaron una oración a la Virgen. Mientras los fieles entonaban una canción mariana, el obispo esparció el incienso sobre la Nuestra Madre de las Angustias para así ponerla al culto.

Gregorio Martínez animó a los fieles a venerar y pedir a la virgen su intercesión, sobre todo por los hombres y mujeres que sufren la pobreza.

La Cofradía de Nuestra Madre de la localidad de El Perdigón, que preside Alfonso Fonseca, ha aportado el dinero necesario, con las cuotas de la hermandad y las aportaciones de otros fieles, para restaurar la imagen que ya luce de nuevo con todo su esplendor en la iglesia de San Félix.

Fue en 1870 cuando la cofradía de Nuestra Madre de las Angustias de Zamora se disolvió como consecuencia de un conflicto con uno de sus patronos, los vizcondes de Garci-Grande, que deciden trasladar la imagen de la Virgen a su capilla funeraria en la iglesia de El Perdigón.

Fue lo que motivó el encargo al imaginero Ramón Álvarez de la imagen actual de la cofradía en Zamora, y con la que en 1923 se refunda la hermandad.