Los vecinos de Villalba de la Lampreana no podrán usar el agua del grifo para el consumo humano por contener arsénico. En días pasados el Ayuntamiento editó un bando que prohibe hasta nueva orden utilizar el agua que circula por la red municipal para uso humano por la «concentración de arsénico» y por el posible «riesgo para la salud».

La localidad se abasteció el pasado martes por primera vez con cisterna y se suministrará agua al pueblo dos veces por semana.

Los primeros análisis realizados al agua del municipio hace quince días arrojaron altos índices de arsénico, nitratos, nitritos y fluoruros. El Consistorio está a la espera de los resultados de un contraanálisis que diagnostique si la situación es definitiva o por el contrario pudiera ser debida a la sequía padecida en los últimos meses en la zona. El Equipo de Gobierno tendrá los resultados dentro de unos veinte días y espera que «las últimas lluvias caídas hayan arreglado algo». La alcaldesa de Villalba de la Lampreana, Angelina Deza, explicó que «la situación nos lleva a tener que construir un nuevo pozo, que estamos mirando como podría ser aprovechando las infraestructuras del antiguo y tendría un coste aproximado de 24.000 euros». El Ayuntamiento ha realizado ya a lo largo de los años diversas inversiones en materia de agua y la corporación municipal está en contacto en las diferentes administraciones para poder llevar a cabo la obra que soluciones el suministro.

Da la casualidad de que el municipio contaba con dos pozos de sondeos, pero uno de ellos se arenó en 2010 y el que queda comienza a dar problemas.

Ante tal situación los vecinos de la localidad «se lo han tomado bien y no hay muchas quejas a pesar de que existe la preocupación de cuanto va a durar esto». Los 300 habitantes de Villalba y comenzaron el martes a abastecerse con garrafas de la cisterna, «el problema son los más mayores que no pueden cargar con las garrafas y siempre hay alguien que bien con un carretillo o de otra manera se las acerca a casa». Mientras el bar de la localidad ha optado por conectar la cafetera a un bidón de agua y en el colegio se han llevado varias garrafas para que beban los niños.

La regidora considera que el mayor problema puede estar en acostumbrarse a usar las garrafas a la hora de hacer la comida, ya que «el agua del pueblo no ha tenido nunca buen sabor y casi todo el mundo la compraba embotellada para beber».

La situación por la que atraviesa Villalba de la Lampreana afecta también a varios pueblos de la comarca, en la que tan solo varían los elementos que contaminan el agua. Así, en la localidad de San Cebrián de Castro, como otras entre las que se encuentra Torres de Carrizal, han detectado en sus aguas unos niveles excesivamente altos de nitratos. En casos como Castronuevo de los Arcos el problema es el exceso de atrazinas.

Uno de los casos más graves es el de Pobladura de Valderaduey que lleva sufriendo esta situación desde el año 2009 y Cañizo que la padeció durante varios años hasta que se construyó un nuevo pozo de abastecimiento de agua para el municipio.