La quinta campaña de excavaciones en el castro El Castillón, de Santa Eulalia de Tábara, ha sacado a la luz una segunda línea defensiva situada al suroeste del enclave donde se han realizado los sondeos, además de gran cantidad de cerámicas (algunas decoradas), vidrios, escorias o huesos de fauna que alumbran nuevos datos sobre el asentamiento del periodo tardoantiguo, situado entre los siglos IV al VI después de Cristo.

Pero sin duda el hallazgo más importante de los trabajos arqueológicos realizados este verano es una fíbula de bronce que presenta sus paralelos más próximos en la zona de Eslovaquia, Serbia y Polonia, pueblos germánicos que llegaron a la península en ese periodo tardorromano.

La fíbula tiene su interés por ser el «primer objeto de este tipo que se conoce en la península ibérica» detalló José Carlos Sastre, uno de los directores del proyecto. Es una pieza metálica que se utilizaba en la antigüedad para unir o sujetar algunas prendas.

La nueva fase de las excavaciones en Santa Eulalia de Tábara ha permitido realizar una excavación completa de la muralla y hacer una datación arqueológica exacta, entre los siglos IV y VI. «No hemos podido documentar ningún tipo de nivel arqueológico de la Edad de Hierro, que es lo que intuíamos», explicó José Carlos Sastre durante la presentación de los hallazgos, realizada ayer en Caja Rural, entidad que apoya desde el principio este proyecto cultural, con la presencia de Feliciano Ferrero (representante de la entidad bancaria) y Manuel Vázquez, uno de los técnicos del proyecto de investigación arqueológica.

Sí ha revelado más datos el segundo sector excavado, correspondiente a la zona habitacional y donde se venía trabajando desde el año 2007, y que ha permitido conocer tres nuevas habitaciones, una de ellas de gran tamaño y con un suelo enlosado. Por la estructura del espacio los arqueólogos piensan que se trata de un lugar de almacenamiento. «Hemos encontrado grandes zonas con enlosados, lo que nos da idea de que era una zona para el trabajo con animales, podría ser para despiece». Lo que se tiene claro es que es algo relacionado con la fauna a juzgar por los hallazgos de huesos de ovejas, cabras, cerdos y en menor medida, aves y roedores. Además de «bastantes cuchillos de hierro».

Además este año, y gracias a la autorización de la Junta de Castilla y León, se ha realizado un levantamiento topográfico que ha permitido configurar «un panorama exacto del poblamiento y ver que no hay una de muralla, sino dos líneas defensivas en la zona suroeste», detalló Sastre.

A parte de la muralla se han podido localizar hasta 30 estructuras de diferente tamaño y forma, lo que abre nuevas posibilidades de trabajo en el castro de El Castillón. «Plantearemos una tercera fase para continuar la investigación», apuntó Sastre.

La V campaña de excavaciones ha sido la más larga de las desarrolladas hasta la fecha. En ella han intervenido 51 voluntarios arqueólogos procedentes de las universidades de Salamanca, León, Valladolid, Burgos, Autónoma y Complutense de Madrid, Granada, la UNED, Santiago de Compostela Oviedo, Extremadura, Castilla-La Mancha, Málaga, Cantabria, Murcia, Sevilla, Coimbra (Portugal), Estrasburgo (Francia) y Travna (Eslovaquia).

A lo largo de las cinco campañas han participado más de un centenar de investigadores de 23 universidades españolas y 15 extranjeras. Este año, los niños de Santa Eulalia de Tábara y el entorno han tenido una singular participación a través de talleres y se ha realizado una exposición fotográfica sobre los trabajos.

Como en todas las campañas, el material hallado está en el laboratorio para su datación e inventario y posteriormente se depositará en el Museo Provincial de Zamora.