La colaboración de la Junta de Castilla y León y el Consejo Superior de Investigaciones Científicas, -también el Ayuntamiento de Pino-, ha propiciado la intensa investigación arqueológica en el territorio alistano, colaboración que, según la consejera de Cultura, María José Salgueiro, ha hecho posible el descubrimiento y la documentación de todos los recursos de la explotación romana de Pino «hasta convertirlos, gracias a este exhaustivo examen, en uno de los más sobresalientes referentes de la minería antigua en Europa».

Especial atención merece la «Tabla de Hospitalidad» de bronce, del 27 d. C., durante el reinado de Tiberio (14 al 37). Los expertos han logrado reconstruir el texto y se sabe que se trata de un pacto de amistad entre un aborigen de cuyo nombre nada se sabe, -la tabla no está completa- con el senado y el pueblo de Bletisana, situada al norte de Salamanca. Coinciden al señalar los científicos que «los comienzos de la minería de oro en el noroeste coinciden cronológicamente con otros pactos similares documentados en la zona, como el de Caurel o el Pacto de los Zoelas». Estos últimos habitaron toda la comarca alistana hasta los límites con los ríos Esla y Duero por el sur.

En cuanto a los 22 testimonios epigráficos recogidos en el municipio de Pino hay estelas, aras y grafitos, muchos de los cuales fueron reutilizados en el santuario de San Esteban, ahora en ruinas, junto al antiguo embarcadero del Duero, y en las casas.

Aseguran los expertos que «la fundación del Imperio con Augusto en el cambio de era, supuso entre otras muchas cosas la regularización del sistema monetario. Así fue como se impuso la moneda de oro «aureus» y la de plata «denarius». Lo cual llevo al control de las explotaciones por el Estado. En Pino del Oro, según el CSIC, los trabajos mineros antiguos se hicieron directamente sobre la roca y muy excepcionalmente a cielo abierto. Había tres categorías: Cortas (cielo abierto), «Trincheras» y «Sondeos».