La cubierta de la sacristía y el exterior del atrio de la iglesia parroquial de San Martín de Tours de la localidad de San Martín de Valderaduey han sido sometidas a un adecentamiento con el fin de solucionar los daños causados por las lluvias de la pasada primavera y para consolidar el precario estado en que se encuentra la edificación.

Así, las obras realizadas por el Obispado de Zamora en el templo se han centrado en el arreglo y consolidación del atrio con la restauración de uno de los muros y aleros que se había resquebrajado a consecuencia del paso del tiempo y parte de él había desaparecido tras sufrir la acción de las fuertes lluvias sufridas durante la pasada primavera. La intervención se culminó pintando el exterior de la zona.

Asimismo, se ha procedió a arreglar la cubierta de la sacristía, lugar donde habitualmente se celebran los oficios religiosos de los domingos ya que la localidad a pesar de tener actualmente unos ochenta vecinos, menos de una docena acuden ese día a la iglesia. La amplitud de la iglesia y la falta de un sistema de calefacción adecuado obliga a los feligreses y al sacerdote a realizar la eucaristía en la sacristía, un lugar más reducido.

La despoblación del mundo rural ha hecho que el templo de San Martín albergue pocos actos religiosos, reducidos a algún bautizo, una boda cada tres o cuatro años y los funerales.

Las intervenciones en la iglesia parroquial de San Martín de Valderaduey han supuesto un respiro dado el mal estado en que se encuentra minado por las termitas y las humedades.

Fuentes del Ayuntamiento de la localidad insisten en que «se estaría dispuesto a colaborar siempre que se moviera ficha por el otro lado y hubiera una intención firme de llevar a cabo una restauración de la iglesia». Estas mismas fuentes lamentan que las obras realizadas recientemente en el templo «no vayan a servir para mucho ya que el interior sigue en las mismas condiciones y lo que se ha hecho ha sido como popularmente se dice "un lavado de cara"».

La iglesia de San Martín de Tours tiene de sola nave y una torre de estilo mudéjar. A lo largo de la historia ha sufrido distintas remodelaciones pero los orígenes del templo se remontan al siglo X, aunque posiblemente quede muy poco de la primitiva obra. En su interior, conserva varias imágenes de santos entre las que destaca un Cristo Crucificado del siglo XV.

Según los vecinos el ocaso de la iglesia comenzó en el año 1962 cuando una riada desbordó el río Valderaduey y el agua inundó totalmente el templo pudriendo la madera del suelo. Los daños ya fueron denunciado en ese tiempo por el entonces alcalde Agustín Orduña cayendo ya en saco vacío. A ello se ha unido el tiempo y la gran cantidad de bodegas existentes en el subsuelo del pueblo.