Escober.- La «experimental» montería organizada en plena Reserva Regional de Caza de la sierra de La Culebra, para abatir quince ciervas y tantos jabalíes y zorros como salieran a las armadas, dejó una pobre sensación en la mayoría de los participantes. También un malestar en los cazadores locales y la convicción de una postura de favor por parte de los responsables del Servicio de Medio Ambiente al autorizar más puestos de los fijados el día que salió a la mejor puja la subasta.

Únicamente fueron abatidas dos ciervas y dos jabalinas cuando la ilusión despertada hacía presumir que los rifles harían ese día -el pasado sábado- las delicias propias de una jornada memorable. «Se pensó que íbamos a tener una boda a base de tiros y se tiraron a lo sumo una docena» expresa un vecino de Escober.

Para dar el máximo juego a los participantes, que pagaron en torno a los 400 euros por puesto según fuentes locales, se cebó el territorio, denominado "Los Grajos", durante los días previos con cientos de kilos de maiz (algunos hablan de más de 3.000). El derroche de cereal llamó la atención de los vecinos. Por la zona fueron vistos remolques con media docena de sacos destinados a afincar a los marranos al terreno para proporcionar así una batida pletórica y a juego con los cazadores apuntados a la primera cacería de ciervas organizada en la Reserva.

A la cacería asistieron personas reconocidas en el sector de la caza, tanto por su afición como por gestión cinegética, que encontraron a primeras horas del día una niebla que al final desapareció para dejar un día despejado y apropiado para afrontar el reto. A la hora de la verdad fue un fiasco que ha hecho pensar a alguno de los organizadores que las piezas de la mancha fueron removidas intencionadamente para echar por tierra la jornada cinegética esperanzadora.

La autorización de más puestos de los 35 en que se subastó la montería ha sido calificada por algunos como «un trato de favor». Incluso en la propia Guardería Forestal se ha criticado este incremento de puestos por considerar que «puede suponer un agravio al mejorar las condiciones porque al existir más puestos habría un mayor lucro».

Los cazadores de Escober han visto «como un atropello» esta expectante montería, y no esconden su malestar porque los participantes, en su criterio, han tenido unas posibilidades que a ellos les están completamente prohibidas. «Nosotros no podemos cazar con rehalas ni con rifles» expresan.

Los cazadores de La Culebra llevan tiempo reclamando cazar el jabalí con el concurso de rehalas porque es la forma más efectiva de desencamar y sacar a los puestos a los verracos que pueblan el escenario.