El director general de la Policía Nacional, Ignacio Cosidó, hizo entrega ayer a Ayuntamiento y Diputación de 13 de las 14 obras de Victorio Macho que fueron robadas en Roma durante su traslado al Instituto Cervantes de la capital trasalpina, donde iban a conformar una muestra monográfica conmemorativa del cincuentenario del fallecimiento del artista palentino.

Cosidó señaló que se han agilizado los trámites de entrega de estas piezas para que volviesen a Palencia "cuanto antes" e insistió en que los hechos se tomaron "como si nos robasen algo propio" porque, tal y como apuntó el director general de la Policía, la obra de Macho "es patrimonio de todos".

En este sentido fueron las declaraciones del Oficial del a Interpol en Madrid, Giuseppe Rosario Pedoni, quién destacó las labores policiales realizadas para la recuperación, de las que aseguró que tanto Policía Nacional como los Carabinieri "se tomaron el caso como un empeño personal", destacó.

De este modo, el Consistorio y la Diputación provincial, tras la firma de la recuperación pertinente, tienen ya en su poder diez de las obras recuperadas, y es que según comentó Cosidó tres de estas obras continúan aún en Italia donde van a formar parte de una exposición sobre arte robado organizada por los Carabinieri, donde el artista palentino "se va a codear con los grandes genios del arte".

Además, el director general de la Policía manifestó su satisfacción como palentino por la vuelta a casa de estas diez piezas.

De igual manera, la presidenta de la Diputación, Ángeles Armisén, agradeció a todas las personas e instituciones implicadas en las labores de recuperación su "profesionalidad" y "responsabilidad". Algo que reiteró la concejal de Cultura del Ayuntamiento de Palencia, Carmen Fernández, quien añadió que "hoy es un día de felicidad para Palencia".

La mala fortuna persiguió siempre a este artista exiliado, desconocido, vapuleado por un régimen contrario a la ideología republicana y antifascista que defendió en un país que abandonó al estallar la Guerra Civil y al que no regresó hasta 1952. La misma mala fortuna que cincuenta años después de su muerte corría parte de su obra, robada en Roma por unos desconocidos que, sin saberlo, lanzaban a la fama al escultor más querido de los palentinos, aquel que les colocó un enorme Cristo sobre el cerro del Otero.

Porque el destino, la mala suerte, o la fortuna quizás, quisieron que el pasado 11 de abril unos ladrones robaran, seguramente sin saberlo, parte de la exposición que con mucho mimo había preparado el Ayuntamiento de Palencia para mostrar en el Instituto Cervantes, en la capital italiana.

Esta exposición, formada por 27 obras del artista, era una de las principales actividades de la celebración del cincuenta aniversario del fallecimiento del escultor en 1966.

Celebración que se tornó en disgusto tras la sustracción de las piezas, y que mermó la muestra exhibida en Italia, con solo tres de las seis esculturas previstas y diez de los 21 dibujos.

Contrariedad que puso en marcha toda la maquinaria y activó un importante dispositivo policial en busca del botín, que semanas más tarde, el 20 de mayo se localizaba en un almacén situado en las afueras de Roma.

Pero faltaba una escultura, aquella en la que el artista se retrató a si mismo, como si la sombra de la mala fortuna de Macho planeara incluso sobre la operación policial muchos años después de su muerte.