La presencia de un miembro de la Familia Real en Ávila siempre despierta interés. Y este sábado, la visita de la reina doña Sofía no iba a ser menos. Decenas de personas hicieron caso omiso del frío de la mañana abulense para contemplar en primera persona la llegada de la madre del rey Felipe VI a la Catedral del Salvador, donde disfrutó del concierto inaugural del III ciclo de Música de Cámara en las Ciudades Patrimonio de la Humanidad, entre las que se encuentra la capital amurallada, Salamanca y Segovia. La interpretación se desarrolló a cargo del Consort de Violas Fundación Mutua Marileña.

Abulenses como María Pilar, ilusionada por poder ver de nuevo a su "amiga" con la que, dice, le une una amistad desde los años 70. "Es amable, sencilla... todo lo que diga de ella es poco y prefiere que le llamen señora en lugar de majestad", señala sobre Sofía, mientras se producía el habitual goteo de autoridades.

Sólo unos minutos antes del mediodía, la reina Sofía descendía del turismo en el que viajó. Vestida con un traje de chaqueta azul oscuro y con sus habituales coloridas pulseras, la reina saludó sonriente a los que la recibieron entre aplausos y gritos de ´¡Guapa!´

A las puertas de la catedral la recibieron el obispo de Ávila, Jesús García Burillo; la delegada del Gobierno en Castilla y León, María José Salgueiro; la consejera de Familia, Alicia García; y el alcalde de Ávila y presidente de turno del Grupo Ciudades Patrimonio, José Luis Rivas.

Ellos fueron los que la acompañaron al interior del templo, donde saludó a los representantes de las 15 ciudades patrimonio y con quienes posó para una foto de familia antes de dirigirse a su localidad.

Sentada en la primera fila y ya protegida del frío por una capa oscura y los asientos calefactados del templo, disfrutó de un delicioso concierto de apenas una hora de duración.

A su fin, la reina posó con los intérpretes y tras presentar sus respetos a la tumba del presidente Adolfo Suárez se despidió de los abulenses con más sonrisas, aplausos y nuevos gritos. En este caso, los vecinos la regalaron unos ´¡Viva la reina!´ con los que regresar a Madrid.