Pedro Mielgo, el policía en segunda actividad -ahora jubilado- que paseaba con su mujer en la tarde del 12 de mayo por la pasarela en la que Montserrat González acabó con la vida de Isabel Carrasco arrancó ayer el turno de declaraciones con una descripción detallada de los hechos. El agente explicó que cuando se encontraban a mitad de la pasarela vieron que de frente se acercaban dos señoras. Su mujer reconoció a Carrasco y le dijo que "la rubia esa tiene que ser alguien importante, porque la he visto en la tele".

La señora -Isabel-, añadió, iba bien vestida, con zapatos altos y, detrás, Montserrat llevaba una gorra oscura de paño, gafas de sol, un pañuelo grande que le tapaba los hombros, parka color caqui, bolso negro y zapatos bajos. "Cuando nos cruzamos iba a unos dos metros detrás la otra. Una vez que la rebasamos mi mujer me comentó "esta tiene que ser la escolta". Después, relató, sonó un ruido como de un petardo, se volvieron y vieron a la señora rubia "cayendo hacia adelante, como rígida y cuando estaba en el suelo la otra dio dos pasos, se agachó y se puso a la altura de su cabeza e hizo tres disparos".

Después, Montserrat se levantó, cogió con la mano izquierda el pañuelo que llevaba y se lo colocó mordiéndolo. "Se le veía la nariz, mejillas, pelo negro y liso", señaló. Andaba deprisa pero sin correr, no miró hacia ningún lado, sólo al frente y cuando se cruzó con ella "se paró un segundo ante nosotros y siguió. Yo pensaba que me iba a dar un tiro o algo. Mi mujer se asustó, yo la agarré del brazo y la dejé pasar", relató durante su comparecencia.

Las defensas de las acusadas han acusado al policía jubilado Pedro Mielgo de prestar falso testimonio ante el tribunal que juzga los hechos.

El jurado ha podido escuchar una llamada al 112 en la que un hombre relata a la Policía, muy nervioso y con voz entrecortada, cómo se había producido el crimen y describe a la mujer que había efectuado los disparos.

Mielgo afirmó que no se reconoce como el autor de esa llamada, aunque posteriormente su mujer ha indicado que sí es él -tras escuchar la conversación dos veces y decir inicialmente que no era su marido- por una palabra que su marido utiliza habitualmente: "momentico". Los abogados de las tres acusadas han denunciado que el policía ha prestado falso testimonio, lo que el fiscal ha negado y ha indicado que es normal que alguien no se reconozca en la discusión.

El abogado de Raquel Gago ha exigido al tribunal que no consienta más mentiras de los testigos.

Mielgo había desmontado en su declaración la versión de los hechos que ofreció Montserrat González, autora confesa del asesinato, quien aseguró ante el tribunal que arrojó al bolso con el arma a la entrada de un garaje nada más abandonar la pasarela donde disparó contra Isabel Carrasco.

El policía sostiene que mientras la siguió llevaba el bolso y que cuando la perdió en la plaza del Colón todavía estaba en su poder, aunque cuando la volvió a ver unos segundos después ya se había deshecho de él.

La importancia de la declaración radica en que la defensa de Montserrat González y de su hija Triana Martínez pretende demostrar que la segunda recogió el bolso que había tirado su madre sin saber que había matado a Isabel Carrasco. La fiscalía sostiene que la madre entregó el bolso a su hija para que escondiera el arma porque habían urdido un plan para matar a la dirigente política.

Triana Martínez ha declarado que cuando su madre le llamó por teléfono el día del crimen y le dijo que "todo se iba a acabar" le contestó que no hiciese nada y que esperara su llegada al lugar del suceso.

Según se desprende de su declaración, al dirigirse al lugar vio como su madre salía de la pasarela y tiraba un bolso a la entrada de un garaje, que recogió porque pensaba que podía contener una pistola reglamentaria de su padre, que es inspector de Policía, aunque en ningún momento hablaron, y luego la perdió de vista.