Parece que fue ayer y han pasado dos años que dejaron de ser noticia Los Cuestos de La Mota benaventanos al cerrarse, con mucho dolor, la herida monstruosa dejada en ellos por la insensatez de unos complacientes concejales. Pero, nuestros queridos Cuestos, Los Cuestos de todos los benaventanos, los maltratados Cuestos, Los Cuestos que sirvieron de defensa natural a los primeros habitantes de la villa, Los Cuestos que han hecho correr ríos de tinta vuelven a ser portada de la política municipal benaventana.

Equipo de Gobierno vs grupo político en la oposición, pugnan en un duelo de titanes por liderar todo un clásico en la política nacional de los últimos tiempos y que no es otro que demostrar que el contrario miente más. Si hubieran leído en sus años jóvenes a Friedrich Nietzsche que consideraba que "mentir es una condición más de la vida", ahora que han asumido voluntariamente responsabilidades más importantes, deberían emplear todas sus energías en resolver problemas, no a enmarañarlos. ¡Qué tiempos de Instituto mal empleados!

El temita tan "trascendental" en cuestión que está ocupando la vida de nuestros políticos no es otro que dilucidar quién dice la verdad sobre si se ha pedido, o no se ha pedido, o no se puede pedir a la Diputación Provincial de Zamora una cuadrilla para limpiar la maleza que cubren Los Cuestos de la Mota. ¿No se dan cuenta, nuestros queridos políticos del consistorio benaventano, que lo que nos interesa en este asunto a los ciudadanos es que no se produzcan accidentes que tengan consecuencias graves para las personas y el medio ambiente?

No entiendo, ahora, esta postura tan "crítica" del PP en este asunto, salvo que estén esperando que surja algún accidente para pedir la cabeza, figuradamente se entiende, del Sr. alcalde. Aunque pensándolo bien, posiblemente no dirían nada, ya que como expertos que son en la valoración de "catástrofes naturales", serían condescendientes con sus compañeros en el Consistorio y argumentarían que al igual que la naturaleza hizo caer Los Cuestos de la Mota, la naturaleza hizo crecer desmesuradamente la vegetación en ellos, por lo que no habría que exigir responsabilidad política alguna.

No solo son Los Cuestos de la Mota los que están en peligro, son también los solares abandonados de San Isidro, con su vertedero incontrolado a la cabeza los que ponen en peligro a los ciudadanos y dañan el medioambiente. Es inconcebible que por falta de una política medioambiental programada, a estas alturas del verano, y con unas previsiones de vegetación descontrolada, estemos ahora discutiendo quién tiene que venir y cuándo a limpiar laderas y caminos. La improvisación sigue siendo la tónica dominante en todos los Gobiernos municipales benaventanos.

El equipo de Gobierno anda un tanto descentrado ya que no desbroza a tiempo, no resuelve el problema de los vertidos en San Isidro, continúa con unos bolardos que criticó hasta la saciedad cuando estaba en la oposición y que su implantación no ha hecho más que dificultar la circulación de peatones, de vehículos, el tránsito normal a mamás con cochecitos de bebé y a las personas con dificultades, coloca contenedores de basura en las proximidades de un Centro de Salud y de un Centro de Adultos, dificultando el paso de peatones en contra de la opinión de los vecinos que son los que realmente sufren el problema y no es capaz de establecer un programa integral que resuelva definitivamente la accesibilidad en todos los puntos de la ciudad. En todo esto es donde hay que gastar las energías y los recursos y no demostrar quién miente más.

Es evidente que los socios que conforman el equipo de Gobierno en Benavente presentan una clara incapacidad para establecer programas de trabajo, a corto, medio y largo plazo en cada una de las áreas municipales que resuelvan eficazmente las demandas de los ciudadanos. Se mueven entre el voluntarismo y la retórica tan manida de echar en cara lo que no se hizo antes, manifestando una clara inseguridad en las escasas decisiones que toman al responder continuamente a las provocaciones del grupo municipal en la oposición.

La oposición, por otra parte, se ha encerrado en un hábitat de confort inusual, está ejerciendo la política del oportunismo, la demagogia y la propaganda, agazapada a la espera que el equipo de Gobierno se equivoque. Si su objetivo es ese, desgastar a un Gobierno imberbe para presentarse "a posteriori" como salvadores de la política municipal, se equivocan.