Álvaro Pérez Araujo, delegado de la Fundación Ayuda a la Iglesia Necesitada, organización promovida por Pío XII para ayudar a los católicos alemanes perseguidos por el régimen nazi, que en la actualidad presta ayuda a los cristianos que sufren persecución por sus creencias religiosas en cualquier parte del mundo, es gaditano de nacimiento y residente en Madrid. Dirige el área de promoción de la Fundación para la Diócesis de Zamora y las de Galicia. Este laico comprometido con los perseguidos por la fe desgrana en la entrevista la realidad actual que está sufriendo la Iglesia en el mundo, sobre todo en territorios "calientes", principalmente Siria, Irak, Pakistán China o la India, entre otros muchos.

-¿A qué se debe su presencia en la comarca de Los Valles?

-Principalmente se debe a dar a conocer la realidad de lo que está sucediendo en muchos países en los que la Iglesia cristiana está siendo perseguida o discriminada de alguna manera, y desgraciadamente solamente en otros medios de comunicación se habla más de aquellos refugiados que vienen a Europa pero no se habla de aquellos otros que quieren quedarse allí. De aquellos que aún siendo discriminados y aún siendo perseguidos por su fe quieren permanecer en su origen. Estamos generando discriminación no tanto entre los refugiados que entran en Europa como los que permanecen en sus países.

-Hábleme usted del reverso del espejo, de lo que no se ve, de la contraposición a las masivas concentraciones de refugiados obligados a salir de su país, de los que permanecen en su tierra.

-Ahí precisamente radica nuestra labor. Se centra en ayudar a aquellos cristianos que quieren quedarse en sus países de origen o se han trasladado a los cercanos y desean regresar en su momento a su país. Pongo como ejemplo cómo en junio de 2014 en Irak y en la zona del valle del Nínive mas de 114.000 cristianos se trasladaron al Kurdistán debido a la presión del Estado Islámico (EI). Hablamos del Valle del Nínive que son los asentamientos de las primeras comunidades cristianas y son antiquísimas. Muchas de estas personas se han asentado en ciudades y han llegado con lo puesto necesitando no solo una atención pastoral sino atender las necesidades básicas materiales. También se han ido familias completas con niños pequeños y necesitan educación. Ahí está la AIN, por eso los cristianos a los que nosotros apoyamos y sostenemos nos piden que seamos su voz para que se conozca en el mundo lo que está ocurriendo, y que desean regresar a sus casas. Porque reciben poca ayuda internacional. Esto genera para muchos padres de familia una gran desolación. Ellos no están buscando que le solucionemos la vida de forma permanente en otro país, sino de una forma temporal para después regresar a sus casas.

-¿Qué papel desempeña en este caso la comunidad internacional?

-Yo ahí no entro porque no tengo información, pero sí de que la ayuda internacional es poca. Estamos hablando de un grupo muy reducido como son los perseguidos por la fe. La comunidad internacional proporciona la ayuda independientemente de sus creencias. En el tema de la fe no entra. Desde Ayuda a la Iglesia Necesitada es ahí donde acudimos. Nosotros desarrollamos en torno a 5.000 proyectos anuales por todo el mundo donde se sufre discriminación por motivos religiosos, concretamente por ser cristianos. Desde los orígenes de la Fundación con Pío XII, los sucesivos pontífices han visto cómo se suceden las persecuciones por la fe. A la llamada de Pío XII respondía Werenfried van Straaten, el llamado padre Tocino, iniciando en 1947 la AIN para ayudar pastoralmente a la iglesia necesitada o que sufre persecución por cualquier parte del mundo. Actualmente hay más de 200 millones de cristianos en el mundo que están siendo perseguidos. Nunca en la Historia ha habido tal persecución.

-¿Cómo se concreta la ayuda que facilita AIN?

-Nosotros ayudamos a los que ayudan. Desde la AIN financiamos distintos proyectos como pueden ser la formación de futuros sacerdotes en seminarios. La formación de uno de cada ocho seminaristas en todo el mundo ha sido financiada a través de esta asociación eclesial. No se trata solo de lo formativo, sino también de prestar ayuda para medios de locomoción como vehículos o bicicletas para trasladarse a las comunidades. La persecución se ha plasmado en este caso también robando los vehículos no para utilizarlos ellos, sino para destrozarlos porque saben que se utilizan para la práctica pastoral. En el río Volga o en el Amazonas hemos surcado las aguas con barcos capilla para llevar los Sacramentos a las comunidades.

-¿Cómo se puede colaborar con la labor que realiza AIN?

-Primero sería con la colaboración y el conocimiento de lo que se hace. Es decir que uno puede suscribirse gratuitamente al boletín de AIN a través de la web. Eso sería una manera de estar informado. Otro punto consistiría en la caridad entendida con donaciones puntuales o periódicas.

-¿Tienen previsto desde AIN organizar acciones concretas en la zona?

-Para la tercera semana de noviembre, durante los días 24 al 29 se van a organizar en San Cristóbal de Entreviñas unas jornadas sobre la iglesia perseguida y ello coincidiendo con el 50 aniversario de la presencia en España de AIN. En Madrid se hizo primero y en Sevilla se hará el 10 de noviembre. Un programa que se está ultimando y en el que se incluyen conferencias, proyección de películas, actos religiosos como la celebración eucarística, el rezo del rosario o una vigilia de oración. Estamos analizando también poder organizar un programa en la zona del arciprestazgo de Benavente.