La parroquia de Santa María enviará los libros de partidas y de algunas cofradías ya desaparecidas al Archivo de la Diócesis, en el palacio episcopal de Zamora. Cumplirá así una resolución de la Conferencia Episcopal Española dictada hace más de dos décadas para garantizar la protección y la seguridad de estos fondos de notable valor histórico y que hasta ahora la iglesia benaventana no había llevado a cabo.

Los libros de partidas de Santa María del Azogue, y de las desaparecidas parroquias de San Nicolás, San Martín, Santiago y San Pedro, abarcan desde el siglo XVI hasta el siglo XX y hasta ahora se han custodiado en la torre del campanario de la iglesia benaventana.

"Somos los últimos o los penúltimos de toda la provincia en trasladar los libros al Archivo Diocesano donde van a estar bien custodiados. Pero aunque se trasladen seguirán siendo propiedad de la parroquia. Allí estarán en depósito por razones de seguridad y de protección pero si se necesitan en algún momento tendrán que traerlos", explicó Leovigildo Martín, párroco de Santa María. "Yo soy el responsable de esta decisión que ya conoce la Junta Parroquial", aclaró.

Los libros serán trasladados en próximas fechas. Se trata de cerca de 50 tomos de gran tamaño, la mitad correspondientes a la parroquia de Santa María del Azogue, en las que figuran las anotaciones de nacimientos, defunciones y casamientos acaecidos en estas iglesias desde el siglo XVI hasta hace cien años.

La noticia del traslado provocó ayer reacciones en las redes sociales, a través de las cuales comenzó a cuajar la defensa del mantenimiento de los fondos en la ciudad. "La gente tiene que entender que estos libros son propiedad de la iglesia y de la parroquia y que han estado y seguirán estando a disposición de los estudiosos. La norma de la Conferencia Episcopal Española pretendía garantizar la seguridad de estos libros porque en muchas parroquias desatendidas se terminaron perdiendo muchos de ellos", explicó el párroco. "En Benavente, por este motivo, llegaron a desaparecer tres o cuatros libros de fábrica porque los curas los llevaban a sus casas".

Leovigildo Martín hizo notar que a pesar de haber permanecido en Santa María durante todos estos años, la resolución de la Conferencia Episcopal "es de obligado cumplimiento".