La polémica ley antitabaco, que entró en vigor el 2 de enero del año pasado, sigue generando polémica y opiniones contrapuestas entre los hosteleros benaventanos. La mayoría destaca una bajada de más del 20% de los ingresos desde la puesta en marcha de la normativa nacional (hace un año), que ha afectado, sobre todo, a los establecimientos con horarios nocturnos.

Solo se han producido diez denuncias en la provincia durante 2011 por no respetar la ley antitabaco, según ha informado la Asociación Zamorana de Empresarios de Hostelería (AZEHOS). El escaso número de denuncias no se corresponde con las quejas sobre el incumplimiento de la normativa, realizadas a este periódico por parte de particulares.

Algunos establecimientos de Benavente no respetan a determinadas hora la prohibición impuesta. Las multas no son tramitadas directamente por los agentes de la Policía, sino que determinados inspectores de Sanidad de la Junta de Castilla y León llevan a cabo esta función. También los propios clientes y los hosteleros pueden ejercer como denunciantes a este efecto. «Obligan a los ciudadanos a actuar de policías, y no creo que sea nuestra misión», critica D. C, un joven benaventano. A pesar de esto, todos los establecimientos preguntados han asegurado cumplir la normativa.

Las consecuencias en la hostelería están siendo «más devastadoras de lo que se esperaba», sobre todo en los bares con licencia nocturna. Esta clientela ha bajado más que en otros horarios de apertura, «no es lo mismo fumarte un cigarro a las doce de la mañana que a los doce de la noche en invierno», explica Pilar Carbajosa, del Pub Distrito. «Muchas personas han optado por reuniones caseras y la clientela ha disminuido», declara Blas González, del Pub Époka. Esperan que a partir de abril, una vez comiencen a subir las temperaturas, la gente se anime a volver a los bares.

Otros hosteleros se muestran satisfechos por la puesta en marcha de la ley. Confiesan que es un alivio trabajar sin humos, y que la disminución de clientes se debe a la crisis en mayor medida que a la normativa, «es un hábito adquirido y la gente se adapta a lo que hay», alega Ángel Fernández, del bar El Ferial. AZEHOS asegura que en toda la provincia esta ley ha influido muy negativamente en el sector. Los bares se han visto perjudicados, dice Óscar Somoza, presidente de esta organización, durante los partidos de fútbol «que la gente los ve en sus casas», en la hora destinada a jugar las partidas de cartas, en las sobremesas de cenas y comidas, y en tertulias de tarde. Los establecimientos dedicados al tapeo también se han visto afectados, ya que cuando un fumador tiene la necesidad de salir a fumar, cambia de bar, «con lo que se reduce el número de consumiciones a una», alega Trinidad Pérez, del bar Tamanaco. El presidente de la asociación subraya al respecto que «nadie se ha salvado de esta problema».

Somoza ha insistido en que una de las cuestiones negativas de la ley antitabaco ha sido que se aprobado «en el peor momento posible», con los establecimientos que tienen que hacer frente a la crisis económica.

Las terrazas de invierno ha sido la opción de algunos hosteleros para solventar el problema, pero el elevado coste de la instalación y el cumplimiento de la Ley de Ruido han provocado que esta elección se haya quedado muchas veces en simples planteamientos, sin convertirse en una realidad. «Creo que esto no es una ciudad donde la gente se motive a salir fuera. La tendríamos que tener demasiado acondicionada y no se si sería rentable», expone Carbajosa.

La verdadera solución al problema, según señala Somoza es que fumadores y no fumadores puedan convivir todo el año en locales que estén suficientemente ventilados, sin perjudicar a nadie. «En pleno siglo XXI existen sistemas de ventilación de aire sofisticados que funcionarían perfectamente». Los hosteleros denuncian la hipocresía que genera esta ley. «Lo que no podemos ser es vendedores de tabacos, recaudadores de impuestos y que no se pueda fumar en nuestro locales. Si el tabaco es malo, que lo prohíban, pero que no lo utilicen como elemento recaudatorio». Otra de las posibles alternativas sería permitir que a partir de las once de la noche se pudiera fumar en determinados bares: «A esa hora los niños no deberían estar en estos negocios. Podría ser una buena opción», comenta Carbajosa.