Hay profesiones que parecen que han pasado de moda, pero existen personas que aún luchan por mantener la vigencia de estos oficios. Fernando González es herrero y desarrolla su actividad en Benavente junto a su hermano Félix Santos González y a su sobrino Rodrigo. Le apasiona su trabajo y está orgulloso de los objetos artesanos que realizan.

-¿Cuándo comenzó a trabajar con el hierro?

-Creo que me salieron los dientes mientras trabajaba con la forja. De muy pequeño aprendí la técnica de la forja.

-¿Quién le enseñó?

-Mi primer maestro fue mi padre. Él me enseño el manejo de la fragua, pero después me fui para Madrid y allí continúe aprendiendo. Con el escultor benaventano José Luis Alonso Coomonte estuve casi diez años formándome. Cuando volví a Benavente quería continuar haciendo escultura únicamente, pero en este mundo como no tengas un renombre no puedes dedicarte a eso exclusivamente. Continuo haciendo escultura, pero también cosas con utilidad.

-¿Le gusta su profesión?

-Sí me gusta. Tengo mucha ilusión a pesar de no estar tan bien remunerado como debería de estar. Intentamos que nos conozcan y esto supone moverte mucho. Vamos a muchas ferias.

-¿A cuántas ferias suele ir a lo largo del año?

-Pertenecemos al gremio de artesanos y solemos ir a todas las ferias de artesanía. También a las ferias de muestras. A la de Valladolid llevamos yendo más de quince años, también a la de León y, por supuesto, a la Femag de aquí de Benavente.

-Disponen de una página web, ¿les ayuda esta medida en su trabajo?

-A través de internet nos llegan encargos de todas las partes de España e, incluso, del extranjero. Tener esta posibilidad de contacto nos ha resultado muy positivo para nuestro negocio. Lo que nosotros hacemos es único y a través de internet nos está conociendo mucha gente.

-Las piezas que realizan, ¿son únicas?

-Sí, es prácticamente imposible realizar dos objetos iguales. Un restaurante de Tenerife nos encargó unas lámparas. Al tiempo me llamó porque iba a abrir otro restaurante y quería las mismas, pero le dije que era imposible, que podrían ser parecidas, pero nunca iguales.

-¿Conoce a más herreros que sigan ejerciendo esta profesión en Benavente o en la comarca?

-De una forma escultórica, como nosotros, no. Realizan objetos menos artísticos. Nosotros también los realizamos ya que es muy difícil mantenerse tan sólo con la escultura.

-¿Cuál es el proceso que siguen en la elaboración de una obra?

-Nosotros no nos basamos en ningún dibujo previo, ni en catálogos. Cojo un hierro, lo meto en el fuego a través de la fragua, y lo moldeo. Antes tenías que estar con el martillo golpeando manualmente, pero ahora es un proceso automatizado. Posteriormente vas dando forma el hierro haciendo figuras raras y cosas que van saliendo improvisadamente. Vas haciendo piezas y después se arman sobre la marcha.

-¿Qué clase de objetos de forjado artístico realizan?

-Lámparas, murales, faroles, cabeceros, barandillas, balconeras entre otros. Estos dos últimos objetos son realmente especiales. La gente tiene que venir aquí porque no lo encuentra en otro sitio. Últimamente se han estado haciendo unos balcones antiguos que llaman la atención.

-Entonces ustedes, ¿trabajan por encargo?

-Sí trabajamos por encargo, aunque siempre hay cosas que realizas porque te viene la inspiración. Tenemos unos 500 metros de exposición llenos completamente de objetos.

-¿Cuál es el objeto más raro que le han llegado a pedir?

-Una vez me encargaron realizar una mesa dragón. Esta fue una de las cosas más raras y además me costó mucho esfuerzo, pero el cliente quedó muy satisfecho.

-¿Cree que este oficio se está perdiendo?

-Sí se está perdiendo. Se está perdiendo porque es duro. Ahora a la gente no le gusta estar dedicando una semana entera, casi levantar la cabeza, a un encargo. Y además, la gente busca ahora muebles sencillos y baratos.

-¿Le gustaría que sus hijos continuaran con la profesión?

-Pues claro, me encantaría, pero no quieren. Tengo un sobrino que trabaja con mi hermano y conmigo.

Navianos de Valverde (1950)

Fernando González Marrón dirige, junto a su hermano Félix Santos, la única carpintería metálica que realiza forja artística de la región. Aprendió este oficio de su padre, pero pronto supo que no quería dedicarse únicamente a realizar los típicos objetos de hierro. Permaneció en Madrid diez año trabajan con el famoso escultor Coomonte. Hace 25 años que creó en el Polígono Benavente II su taller de cerrajería, forja artística y artesanía.