El Servicio Territorial de Medio Ambiente, a través de la Sección de Vida Silvestre, viene repoblando las aguas del río Tera desde el mes de abril con especies de trucha común, llegando en este año a la suelta sobre las aguas de 170.000 ejemplares. Un total de 160.000 alevines, 1.000 truchas de 25 centímetros y otras 10.000 de entre 15 y 25 centímetros. La repoblación periódica con trucha común (salmo trutta fario), aunque durante años anteriores se ha venido realizando con la trucha arco iris, procede de la piscifactoría de Vegas del Condado (León). La cantidad de peces a arrojar en el Tera viene determinada en función de la producción de la piscifactoría y de las necesidades del propio río. Los peces de la piscifactoría se vienen arrojando en el curso medio y bajo del río, desde Agavanzal hasta Mózar, en la confluencia con el Esla. Esto es debido, en este tramo, ante la variedad de diversidad genética que presentan estas aguas desde el embalse. La línea genética de la piscifactoría sólo se puede echar aguas abajo ya que no hay piscifactoría que produzca la línea genética de la parte alta del Tera.

Las repoblaciones se vienen sucediendo periódicamente de forma equilibrada, con machos y hembras, sobre todo en la primavera y en el otoño. En primavera, para ejercitar la pesca directamente, y, en otoño, con un margen de varias semanas, para que las truchas se alimenten y se reproduzcan. Precisamente en la primavera se sueltan en las aguas del Tera las especies más mayores, las que oscilan entre los 21 a 28 centímetros y en el otoño, en torno a los 15 centímetros o algo más.

Un equipo con brigada móvil de pesca, compuesto por 3 ó 4 agentes medioambientales procede a la repoblación en los lugares establecidos previamente. Desde la piscifactoría leonesa, las truchas se trasladan en una cámara frigorífica con un motor encendido durante todo el trayecto, ya que las truchas precisan mucho oxígeno en el agua y temperatura fría. Las sueltas se realizan en lugares abiertos donde proliferan los mosquitos y en las zonas donde hay abundancia de alisos donde encuentran protección los peces. Previamente se comprueban parámetros de temperatura y oxígeno de las aguas para tomar referencia, ya que no se procederían a las sueltas en los lugares donde los valores fueran inadecuados. En torno a 15 grados de temperatura y 6 miligramos por litro de oxígeno son condiciones favorables para las sueltas o repoblaciones, advierte el técnico de la Sección de Vida Silvestre, Antonio Juárez. Cada suelta desde el equipo móvil, las aguas del Tera se ven repobladas con unas 400 truchas cuando éstas son grandes y, cuando son pequeñas, la suelta llega una cantidad aproximada de 2.500. El equipo móvil, en este último caso transporta unos 90 kilos de peces y otros 200 kilos cuando son especies grandes.

Paralela a la repoblación se realizan labores de descaste (exterminación) del lucio. «No tiene sentido repoblar, sino se descastan lucios», confiesa Juárez. La tendencia es repoblar de truchas en las mismas zonas de descaste. Estas tareas no se efectúan en los cauces del Órbigo y del Esla ya que esta especie es muy demandada por los pescadores. El descaste del lucio, especie muy depredadora, se realiza en febrero y agosto. «En febrero, ya que así se quitan las hembras evitando la reproducción y en el estío debido a que como el río es bajo se acumulan balsas de agua y ahí es donde encuentran refugio los peces», incide el técnico de medio ambiente, presente en las sueltas, no sin antes resaltar que «en poco tiempo se aprovecha el quitar muchos lucios». Precisamente, entre el periodo de febrero a abril se eliminan más de 1.200 lucios de las aguas del Tera. Una circunstancia que mejora la supervivencia de la trucha, de ahí las repoblaciones que viene llevando a cabo la Sección de Vida Silvestre de la Junta de Castilla y León.