Harto está uno de llorar. Otro año más la provincia se ha dejado por el camino 3.000 habitantes, y así llevamos décadas. La capital, Benavente, Toro, las tres ciudades van hacia abajo. Solo 25 municipios, casi todos dormitorio, ganan población, mínimamente, claro. La situación es desesperante. No me vale, no entiendo lo que escribe algún experto, eso de que tener poca población no tiene por qué ser necesariamente malo. Sin gente no hay nada, no hay futuro. Mis bisnietos, si llego a tenerlos, no conocerán el pueblo de su bisabuelo porque no existirá, porque se habrá evaporado. Será un pueblo fantasma porque nadie supo parar una perdida poblacional de casi 20 habitantes por año. Desastre absoluto, mil años que se van por la gatera del tiempo y con ellos recuerdos, vidas humanas. Riqueza que se la lleva el viento, porque si cada vez hay menos gente los bienes se devalúan, no hay demanda. La provincia se queda sin habitantes y sin valor. No cuenta nada.

¿Qué se puede hacer? Los políticos han demostrado con creces su incapacidad para resolver el problema. Ni observatorio, ni las cien medidas, ni nada. La pitera en el pellejo de vino sigue manando, no hay cera que tapone la herida. ¿Y entonces? Tiene que ser la población quien ponga el parche. ¿Y eso cómo se hace? Esa es la pregunta del millón. Está claro que el proceso solo se parará creando riqueza, puestos de trabajo. Y para eso necesitamos el apoyo de las administraciones con incentivos de todo tipo para propiciar la inversión privada. ¿Y eso cómo se hace?, vuelvo a preguntar. Solo se me ocurren dos cosas: saliendo a la calle o quedándose en casa. Me explico.

Saliendo a la calle, esto es, reunir en Zamora a 100.000 personas, una manifestación como nunca se ha conocido. (La propuesta sirve también, claro, para Castilla y León). Si se consiguiera esa concentración, el Gobierno, el Estado en su conjunto se preguntaría por lo que está ocurriendo en Zamora y seguro que se tomarían medidas.

Quedándose en casa. En las próximas elecciones, en las que sean, si el 90% del censo provincial no votara, todo el país se preguntaría por lo que ocurre en Zamora. Se convertiría en problema nacional. Alguna solución se aplicaría. Seguro. ¿Pero ustedes creen que vamos a ser capaces de llevar a cabo alguna de estas dos medidas? No. Entonces solo queda llorar.