Ha tenido que pasar más de una década desde que Agustín García Calvo publicara su particular versión de “El Cerco de Zamora” para poder disfrutar de la puesta en escena de esta obra sobre uno de los episodios más destacados de la historia de la ciudad. “Él era muy consciente de que del romancero viejo tan solo quedaban retazos y faltaban algunas partes importantes, que se fueron añadiendo con el tiempo, pero logró crear un artefacto teatral con el saber dramático enorme que aporta con su estilo, por lo que incluye escenas para completar esta historia, respetando siempre el original”, valora Carlos Martín, el encargado de dirigir esta obra teatral.
La oportunidad de dar vida a esta historia viene de la mano de la Fundación Ingeniería y Sociedad, que realiza su tradicional curso de verano itinerante en Zamora. “Coincidía con el 950 aniversario del Cerco de Zamora y el décimo de la desaparición de Agustín, así que accedieron a incluir la obra en su programa”, apunta Martín, quien ya había trabajado con este texto, pues hace años dirigió una lectura dramatizada en el Teatro Principal.
Fiel al original
El director tenía claro que quería ser “lo más fiel posible” a la obra del zamorano, por lo que el escenario tenía que ser el que el propio autor había imaginado: el parque del Castillo, con tres escenarios diferentes, por lo que las dificultades técnicas —tanto de sonido como de iluminación— iban a ser considerables.
A ello se añade que los encargados de dar vida a los ilustres personajes son, en su inmensa mayoría, actores y actrices aficionados, acompañados además por algunos músicos que dan ritmo a la historia. Entre los que ya tienen experiencia sobre las tablas están Antonio Oliveira, como Arias Gonzalo, Pablo Lorenzo, quien da vida al Cid, o Alberto Ayerbe, interpretando a Diego Ordóñez.
Recuerda el director la buena recepción del casting popular que se puso en marcha para arrancar con el proyecto. “No solo elegimos a los participantes por sus características físicas similares a los personajes que iban a interpretar, sino por su dicción y, sobre todo, por el interés y las ganas que demostraron por el proyecto”, valora Martín.
Con ilusión y confianza
A pocas horas del estreno absoluto de “El Cerco de Zamora”, el director admite que los nervios están ahí, pero que pesa más “la expectativa, la ilusión y la confianza que hay en sacar este proyecto adelante. Una vez que se ponga el pie sobre el escenario, la máquina comenzará a funcionar”.
Tras su estreno esta noche (22.00 horas), habrá dos nuevas oportunidades el sábado y el domingo —misma hora y escenario— para disfrutar del genio de García Calvo a través de su vena teatral. “Es un regalo fabuloso del poeta a la ciudad que el público va a disfrutar de verdad”, anima.