La diptongación en la tercera persona del presente de indicativo del verbo “ser” (ye “es”) y en todas las personas del pretérito imperfecto de indicativo del mismo verbo (yera “era”, yeras “eras ”, etc.) esta considerada generalmente como uno de los rasgos más característicos del leonés o asturleonés. Ramón Menéndez Pidal así lo señala en su obra de referencia El dialecto leonés (1) y Diego Catalán y Álvaro Galmés se encargaron de señalar los límites de su extensión y pervivencia en el siglo XX (2). Aunque es en Asturias donde se observa hoy en día una mayor vitalidad de este rasgo, en este siglo aún se extiende por el occidente de León y Zamora hasta las tierras portuguesas de Miranda do Douro. Además es un rasgo general en la lengua aragonesa. La mayor extensión de ambas lenguas en siglos pasados también debió suponer la de estas formas verbales.

Edad Media y Moderna

En la documentación del siglo XIII –momento en el que se generaliza el uso escrito de la lengua romance en el reino de León– procedente de Benavente, Zamora o el monasterio de Moreruela, aparece este rasgo de forma sistemática. Un par de ejemplos del Fuero de Zamora (3): «Aquesta ye la ley (...)» «(...) que pagado ye del haber (...)» Aunque aparece en documentos de toda la provincia no sabemos hasta que punto esto prueba su uso generalizado en el habla. Del mismo modo que su posterior desaparición del registro escrito no tuvo que significar necesariamente su sustitución en el oral. Curiosamente no aparece entre los rasgos asturleoneses utilizados por diversos escritores de la Edad Moderna para la elaboración del llamado “sayagués literario”, ni siquiera en el caso de aquellos que –como Herrera de Gallinato– aparentan ser más fieles a las formas orales del leonés (4). Ello podría estar reflejando que esta diptongación fuera, al menos en esos siglos, un rasgo desconocido en la lengua leonesa hablada al sur del Duero.

Primera mitad del s. XX. La ausencia de referencias o alusiones al leonés de Zamora, y sobre todo de cualquier uso escrito del mismo en los siglos XVIII y XIX, es prácticamente total, de modo que no se vuelve a encontrar información sobre estas formas verbales en la provincia hasta comienzos del s. XX. Estos testimonios van a ser los primeros que evidencien su presencia en la lengua oral, presencia que en ese momento parece haber quedado limitada al noroeste provincial: comarcas de Sanabria y La Carballeda y el extremo más occidental de la de Aliste. Las primeras referencias conocidas proceden del informe de Blánquez Fraile (5), que recoge las formas ye y yera en Pedralba y yeres y yéramos en Santa Cruz de Abranes, ambas localidades de Sanabria. Del mismo año y también de la comarca sanabresa son los datos -más abundantes– aportados por el informe de Emilio Bardón (2), que consigna las formas yía, yi, yéramos, yérades y yeran en Trefacio; ye, yéramos, yérades y yeran en Robleda; yía, yéramos y yeran en Cobreros; y yeran en San Justo y Galende. Además aporta la primera referencia relativa a una localidad carballesa, concretamente a Manzanal de Arriba, de donde proceden las formas yéramos y yéradeis.

Prácticamente contemporánea, de 1910, es la aportación de Navarro Tomás (2), más nutrida, que también incluye información de diversos lugares de Sanabria: - San Ciprián: «yeren dos vielles». - Murias: «¿quien yía?». - Galende: «yía borrega de dos años». - Rionor: ye y yera. - Rosinos: yía. - Rionegrito: yía. - Doney: «el libro no ye de Doney»; «ye cuando el tiyo le preguntóu»; «esi ye feo»; «el tio Manuel yía el cautivo»; yera. Navarro Tomás recoge asimismo los primeros y únicos testimonios de la existencia de este rasgo en tierras alistanas: - Villarino tras la Sierra: «eso ye caro». - Riomanzanas: «ese hombre ye de los que miden».

Por otro lado, el caso anotado por Américo Castro en Otero de Bodas (2) en 1912 («esto ye buenu») amplía notablemente la extensión del ámbito en el que se registra esta diptongación a comienzos del s. XX, alcanzando el extremo suroriental de la comarca de La Carballeda. Los materiales recogidos por F. Kruger en su viaje de 1924-1925 (6, 7 y 8) confirman y amplían la información de los primeros investigadores, al registrar la gran vitalidad de estas formas en Sanabria así como en el sector de La Carballeda que llega a prospectar: - San Ciprián: «¿que yía?»; «(...) yía a llagona de Carambucu»; ye, yi, yera y yéramus. - Trefacio: ye. - Pedrazales: yi, yíe, yía, yera, yeras, yera, yéramos, yérades y yeran. - Galende: yi y yía. - Sotillo: yi y yía. - Limianos: yi. - San Román: yi y yía. - Cobreros: yía y yera. - Santa Colomba: yi. - Quintana: ye, yía, yéramos y yeran. - Doney: ye. - Rosinos: ye, yi, yíe. yera, yeras, yera, yéramos, yérades y yeran. - Rionegrito: yi, yíe, yera, yeras y yéramos. - Villar de los Pisones: yi y yí e. - Vega del Castillo: ye, yíe, yera, yéramos y yérades. REFERENCIAS (1) Menéndez Pidal, R. 1990 (3a ed.): El dialecto leonés. Diputación Provincial de León. León. (2) Catalán, D. y Galme s de Fuentes, A. (1989): “La diptongación en leonés”. En Catala n, D. Las lenguas circunvecinas del castellano 167-206. Paraninfo. Colección filológica. Madrid. (3) Majada Neila, J. (1983): Fuero de Zamora. Introducción-Transcripción. Librería Cervantes. Salamanca. (4) Cano Echebe, J.J. (2006): “Un poema en llionés del XVII”. El Llumbreiru 4: 4-6. A.C.Z. Furmientu. Zamora. (5) Blánquez Fraile, A. (1908): “Límites del dialecto Leonés Occidental en Alcañices, Puebla de Sanabria y La Bañeza”. Junta para Ampliación de Estudios e Investigaciones Científicas. Memoria correspondiente al año 1907, págs: 67-78. Madrid. (6) Krüger, F. (1923): El dialecto de San Cipria n de Sanabria. Monografi a leonesa. Revista de Filologi a Espan ola, Anejo IV. Madrid. (7) Krü ger, F. (1925): “Mezcla de dialectos”, en Homenaje ofrecido a Menéndez Pidal, 2, 121-166. Madrid. (8). Krüger, F. y González Ferrero, J.C. (2011): Atlas lingüístico de la Sanabria interior y de La Carballeda-La Requejada. IEZ “Florián de Ocampo”. Zamora.