La investigadora zamorana Elena Vecino tiene mucho que decir sobre el coronavirus. Esta bióloga, con dos tesis doctorales en su haber, experiencias en Suecia y Estados Unidos y estancias en la Universidad de Cambridge, dirige a un equipo de expertos desde hace 25 años en la Universidad del País Vasco y, por si fuera poco, se sacó la carrera de Bellas Artes en su tiempo libre. Recientemente, su trabajo alcanzó una importante repercusión tras publicar un artículo sobre la transmisión del COVID-19 mediante las lágrimas que puedes leer en este enlace.

-¿Cómo se produce la contagio del coronavirus a través de los ojos?

-El coronavirus, como todos los virus, no se puede meter en cualquier célula. Por ejemplo, en la piel, no puede entrar. Pero esos cuernitos que tiene son unas proteínas que funcionan como llaves para acceder a cierto tipo celular, y ahí multiplicarse. Las células que tienen esa cerradura que permite entrar al virus están en el pulmón, en el corazón, en el intestino... Y lo que planteamos nosotros en nuestro artículo es que esa cerradura está también en las celulas de la conjuntiva y en otras partes del ojo. Todo el mundo sabe que no hay que tocarse la boca o la nariz, pero nadie había explicado por qué los ojos no, y había que contarlo. Además, la gente está predispuesta a aprender, así que pensé que esta era mi oportunidad de enseñarlo.

-¿Es menor la posibilidad de contagiarse a través de los ojos que por la boca y la nariz?

- Si tus manos están infectadas y te las llevas a la nariz, a la boca o los ojos, el portador del virus es tu mano. Pero hay otra vía de entrada que es por los aerosoles. Es decir, si alguien que está contaminado tose o lanza esas partículas al hablar, la forma de vía de entrada es la respiración, mientras que en el ojo, que no respira, sería por depósito. Te tiene que llegar la gota infectada al ojo y, como el ojo no respira, eso es difícil. No es una vía principal de entrada.

-En el artículo publicado en la revista, aluden a un oftalmólogo chino que se percató de esta posibilidad y que terminó falleciendo a causa del virus. ¿En España se han visto afectados muchos de estos profesionales?

-Parece que la mayor parte de los sanitarios afectados son de Atención Primaria. Cuando llegó el pico del virus aquí, las consultas de Oftalmología prácticamente se cerraron salvo para casos de emergencia, y ahora están utilizando pantallas de protección. Ellos son conscientes del peligro y deberían ir bien protegidos.

-¿Este tipo de estudios contribuye al avance en busca de la vacuna?

-Son dos cosas independientes. Aquí hablamos del tratamiento, que es necesario para encontrar los mecanismos con los que se puede parar esa infección, o por lo menos disminuirla al máximo. La investigación no es solo la vacuna. De hecho, ahora hemos ido tan rápido porque hubo mucho trabajo previo para el SARS, otro coronavirus. Cuanta más investigación haya, más preparados estaremos. No se puede desarrollar todo en un mes.

-¿Cuándo vamos a tener una vacuna?

-Hay muchos grupos intentándolo ahora. El problema es que, una vez se diseña la vacuna, se tiene que probar su seguridad. Hay que ver si es eficiente a lo largo del tiempo. Dicen que en septiembre saldrá una y supongo que se dirá que es relativamente segura, pero se están saltando muchos pasos. A mí septiembre me parece excesivamente rápido, pero puede ser una semivacuna para personas con alta carga viral. Esto me sirve para hacer hincapié en que la investigación es un plato que se cocina a fuego lento. Hay mucho trabajo detrás.

-¿Si llegara un nuevo coronavirus estaríamos más preparados para tratarlo?

-Espero que hayamos aprendido algo, aunque todavía tengo un poquito de duda. Los coreanos comentan que ellos controlaron tan bien la pandemia porque habían aprendido muchísimo del SARS, que invadió más Asia que Europa. Se habían preparado tanto en infraestructuras como en mecanismos de diagnóstico, de tratamiento, e incluso en seguimiento epidemiológico, porque habían tenido esa situación anterior. Nosotros no teníamos una pandemia como esta desde la gripe del 18 y no estábamos preparados.

-La advertencia de la comunidad científica sobre la necesidad de invertir más en investigación es prácticamente unánime. Ahora bien, ¿cómo valora la posición de la sociedad en general? ¿Debería haber estado más preparada para saber cómo comportarse ante una pandemia como esta?

-La educación en ese sentido es importante. Por ejemplo, en Suecia, que es otro de los ejemplos europeos, y donde tuve la suerte de vivir durante cinco años, si las autoridades dicen que se mantenga el distanciamiento social y que es recomendable ponerse mascarilla, todo el mundo va a cumplir esas reglas. Todo el mundo o el 99,9%, porque es una sociedad muy acostumbrada a seguir reglas y mandatos. Nosotros somos muy diversos, para bien y para mal, y aquí la forma de comprender una norma varía. Ahora hay muchas personas reunidas en las terrazas o haciendo fiesta. Nos hace falta el rodaje de educación. Esto nos ha venido bien como primer aprendizaje, pero hay muchas personas que no son conscientes de lo que estamos teniendo.

-¿Esta actitud que está percibiendo sitúa a España a la cabeza de las posibilidades de un rebrote?

-No sé si a la cabeza, pero puede suceder. Cada vez que salgo, veo a personas a las que se les ha olvidado que estamos todavía en pandemia. Entonces, si la gente sigue desconectando tanto, es posible que haya otro rebrote. La concienciación de que hay que cumplir las normas hasta que esto no haya pasado es importante.

-En las distintas fases de la desescalada, los ciudadanos ya pueden ir a las terrazas, reunirse en grupo o hacer determinadas actividades. ¿Debe hacerse entonces una limitación basada en la responsabilidad individual?

-Las personas somos muy diversas, pero cuando te están hablando de distanciamiento físico, si no tienes necesidad, por qué juntarse. ¿Tienes necesidad de ir a ver a tus padres? Pues bien, vas a ver a tus padres. ¿Pero hay necesidad de hacer un botellón o una fiesta en este momento? No, no es necesario. Hace falta un poco de mesura. Hay personas que lo están cumpliendo perfectamente, pero hay gente que no es consciente y corre peligro.

-Los médicos consultados dicen que no se han reportado demasiados casos de contagios por hacer deporte al aire libre, mientras que sí se han detectado transmisiones habituales entre convivientes. ¿Debemos seguir limitando, sobre todo, los contactos directos?

-Si hay una persona que esté contaminada en un grupo, y nos encontramos en un espacio abierto, ese virus se va a diluir y las posibilidades de contaminación van a ser menores. Pero quince en una habitación pequeña mucho rato es más contaminante que al aire libre y distanciados. Al virus hay que ponérselo lo más difícil posible, y es más difícil al aire libre, eso está claro. Puedes quedar con la familia o los amigos, pero no es el momento de las grandes reuniones. Además, con el buen tiempo, mejor en la calle o en el campo.

-Zamora lleva semanas viendo cómo desciende el número de casos. Ahora es habitual que Sanidad reporte uno o ninguno cada día. ¿Cómo se puede concienciar a la gente de la provincia de que el virus sigue rondando a pesar de estos datos?

-La cosa es que hemos visto que todo esto empezó con un caso en Zamora. Un caso. Todo empieza con un caso, pero de ahí se pasa a la difusión. Es decir, si hay dos casos en la UCI, estaríamos duplicando lo que había al principio. La capacidad de difusión del virus es tremenda y no podemos bajar la guardia hasta que haya cero casos durante muchos días, y eso querrá decir que el virus se ha ido. Mientras haya una persona contagiada, hay posibilidad de rebrote.

-Los expertos dicen que para evitar ese rebrote es importante la labor de rastreo. ¿Es posible aislar esos contagios para evitar nuevos confinamientos generalizados en caso de repuntes?

-Tiene que ser un sistema de rastreo masivo. Hay que saber con qué gente ha estado cada infectado y hacerle los test de la PCR. No a los diez días, sino inmediatamente, cuando se detecta. En general, el seguimiento no se ha hecho adecuadamente. Sí en el caso de los futbolistas. Esto lo he seguido con atención y ha sido perfecto. Tendríamos que haber tratado a los sanitarios igual que a los futbolistas.

-Da la sensación de que el criterio económico empieza a tener más peso en las últimas semanas. ¿Cree que está primando ya sobre el sanitario?

-Está claro que la economía se tiene que ir moviendo, pero con mesura. Por ejemplo, yo soy de la opinión de que en estos momentos habría que mover el turismo dentro de cada país. Cuanto menos movimiento haya, mejor. Vendría fatal una segunda cornada.

-¿Qué pasa con los niños? Parece que es más complicado que desarrollen el virus, pero se ha hablado de algunos casos.

-Así como al principio decían que no se contagiaban, ahora las sociedades pediátricas dicen que sí. En todo caso, pueden ser transmisores.

-¿Hay que extremar la precaución en los contactos de abuelos y nietos que se están volviendo a producir ahora?

-El niño no tiene por qué contagiar nada al abuelo si no está enfermo, y por eso tiene que utilizar los mismos factores de control que un adulto. Lo que sí es cierto es que necesitamos investigación para ver por qué están siendo tan resistentes a la sintomatología del virus.

-Volviendo a los abuelos, algo ha fallado en las residencias. ¿Hay que cambiar el modelo para evitar que pandemias de este tipo arrasen en los centros de personas mayores?

- Lo que hace falta es rapidez. Si vuelve a suceder hay que vigilar inmediatamente la entrada y salida de personas. Muchas residencias se contagiaron en los primeros días, cuando llegaban personas asintomáticas a visitar a los pacientes, y les llevaban del exterior el virus. No se ha andado ligero en tomar las precauciones.

-¿Considera que España, en general, no ha sido un país especialmente rápido en ese sentido?

-Con las personas más vulnerables no hemos tenido el cuidado adecuado. ¿Por qué cuando las UCI tenían espacio no se ha acudido inmediatamente a ingresar a las personas mayores? Ha habido falta de reacción y necesitamos más inversión y más personal en las residencias. Tienen que estar mejor atendidos, tener sus espacios donde puedan respirar, porque ahora hemos tenido un resultado fatal.