"Al principio me pareció una frivolidad", reconoce Ana Zaragozá, cuando alguien le insinuó por la posibilidad de hacer mascarillas de la misma manera que diseñaba pañuelos, un artículo que distribuye por toda España. Pero después, "hablando con un amigo médico me lo planteé mejor y pensé que no tenemos por qué salir a la calle con una mascarilla quirúrgica pudiendo ir más arreglados". Y se puso a bucear en el mundo de las mascarillas para ponerse al día y conocer las características de las denominadas quirúrgicas, las higiénicas, o las autofiltrantes, "porque no lo tenía muy claro".

Y descubrió que podía fabricar mascarillas perfectamente adaptadas a los requisitos de sanidad de las conocidas como higiénicas, que tienen la misma función que las quirúrgicas, es decir, "evitar que quien las lleva contagie", aunque las primeras tienen una ventaja, las de ser reutilizables, ya que se pueden lavar.

"No lo tenía muy claro y comencé con una pequeña colección de entre cien y 150 mascarillas, para ver que pasaba. Más que nada por el instinto de supervivencia", porque su producto estrella, los pañuelos, tenían el mercado más bien parado, como le ha ocurrido a resto del comercio textil. Y se puso a ello: recurrió a sus proveedores habituales de seda y elaboró modelos con dos y tres capas además de un filtro interior, que después pinta con sus habituales motivos florales e inspirados en la naturaleza.

Y ha tenido éxito, hasta tal punto de que "ahora mismo estoy un poco parada" a la espera de que los proveedores le traigan el género que necesita. La técnica es la misma que usa para pintar pañuelos, pero eso sí "con un pincel superfino, y con mucho pulso. La ventaja es que hago todo el trabajo sentada. Me encanta trabajar con las mascarillas".

La verdad es que la idea no le ha salido nada mal, empieza a tener difusión en programas de audiencia como en el Ana Rosa Quintana y no descarta que la iniciativa pueda tomar otros vuelos. Estoy haciendo un logo de mascarillas porque, si la cosa fuera a más se pudiera incorporar a más artistas dentro de mi cercano mundo de pintoras". De esta forma algunos artistas más podrían buscar nuevas formas contar con ingresos económicos y las mascarillas podrían ganar en variedad. "Otros artistas trabajarían con motivos que no fueran los míos. Yo tiendo a los motivos naturales y florales, pero puede haber gente a la que le guste más la abstracción"

Y es que salvo en algunos sectores, como la música, el coronavirus no ha venido nada bien a todo lo que tiene que ver con el arte, al imposibilitar las posibilidades de contacto con el público.

Mientras, Ana Zaragozá ya está pensando también en otras cosas, en distintos modelos de mascarillas que se puedan adaptar a todo tipo de gente: "La mascarilla es como la ropa interior, va pegada al cuerpo y cada uno la siente diferente". Por eso no descarta personalizar lo más posible la oferta de modelos.