La pandemia ha cambiado muchos hábitos y condicionado el día a día de muchos trabajos y hasta el hacer ministerial de los sacerdotes que, pese al cierre de los templos desde hace semanas, siguen realizando su labor pastoral.

Las eucaristías algunos han optado por emitirlas a través de las redes sociales para hacer partícipes a los fieles y otros las celebran a puerta cerrada. "Está uno un poco descolocado. Miro los bancos vacíos, pero pienso en que en este lugar está el coro, aquí la señora María o la señora Claudia, repasas los nombres de la gente y los traes a tu oración" comparte uno de los párrocos de San Lázaro, Florencio Gago, a lo que su compañero de la unidad pastoral del Buen Pastor, Narciso Jesús Lorenzo Leal añade que cuando celebra, ya sea en su casa o en alguno de los templos en solitario, "no estoy solo porque la eucaristía es culto a Dios que se está revalorizando. Celebramos sin el pueblo, pero por el pueblo" aunque atestigua "ciertamente produce un impacto inicial".

El contacto diario con la feligresía lo han suplido de mil y una formas. "Llamo a toda la gente que puedo por teléfono, toco las campanas a las doce y grabo un pequeño vídeo con una canción y un mensaje con humor para alegrar a la gente" ejemplifica Gago quien detalla que a través de los grupos de WhatsApp de los equipos de la parroquia "intento que llegue un saludo y que lo extienda porque es momento de estar pendiente de todos los vecinos que están solos, pendientes de sus necesidades y de su soledad". Para paliar la soledad de muchos feligreses cuando va camino de las iglesias Narciso Lorenzo llama a los timbres para preguntar cómo se encuentran. Este sacerdote detalla que cuando todavía las medidas del confinamiento no estaban determinadas "visité a todos los abuelos de la parroquia en prevención, les confesé y administré la comunión e incluso adelantamos los cursos de preparación del bautismo".

Por su parte el párroco de la Natividad, Francisco Diez, quien ha optado por llamar a su feligresía, sobre todo, a aquellos mayores con dificultades, también ha distribuido geles desinfectantes y mascarillas.

Las medidas de seguridad impiden a los capellanes seguir en los hospitales, pero "si nos llaman acudimos al hospital" asevera el fabriquero de la Catedral, Francisco Diez en tanto que Leal añade que "no podemos acceder a las UVI lo que se hace es que el perdón se alcanza de Dios mediante el arrepentimiento y la misericordia del Padre y en el caso de que la persona se recupere, tendrá de confesarse". En cuanto al sacramento de la comunión, siguiendo las celebraciones por televisión, radio o internet "se hace una comunión espiritual", el sacramento del perdón tiene lugar "solo en extrema necesidad, pero tanto el ministro como el fiel deben de estar en perfecto estado, a metro y medio de distancia por lo que el confesionario descartado y debe de ser un estado cerrado" describe Narciso Lorenzo y la extremaunción se aplica "extremando la seguridad" atestigua Florencio Gago que lo ha hecho en varias ocasiones al recibir la solicitud. Este presbítero remarca que el hecho de pasar muchas horas en casa "puede hacer que unas personas se replanteen su escala de valores y para otras pueda ser un momento para reflexionar sobre la dimensión religiosa y su relación con Dios".