Son las hermandades penitenciales más jóvenes de la Semana Santa de ZamoraTodas ellas tienen en común que su arranque estuvo marcado por eventualidades o bien con la autoridad eclesial del momento, con la Junta pro Semana Santa o incluso dificultades de tipo económico.

Fue un pregón de Semana Santa del difunto periodista Manuel Espías el que logró congregar a un grupo de semanasanteros para poner en marcha una nueva cofradía que tuviera como fundamento rendir homenaje a todos los fallecidos que hicieron posible la Semana Santa. Un camino nada sencillo para Luz y Vida. "Hubo muchas dificultades y todo se nos puso de contra" testimonia el presidente de la Hermandad Penitencial de Nuestro Señor Jesús de Luz y Vida, Miguel Ángel Regueras que fue uno de los fundadores en 1988.

En el ámbito económico iban a contar con dos donantes que costearían el paso de Hipólito Pérez Calvo, pero finalmente la directiva tuvo que pedir un préstamo avalado por ella. A ello se sumó la falta de comprensión por parte de las cofradías, ya que cuando sus estatutos contaron con la luz verde eclesial "fuimos asamblea por asamblea (de las cofradías) a explicar que pretendíamos que nos acompañaran dos hermanos de cada una con sus túnicas en el acto del cementerio y todas nos dijeron que era imposible".

Además, durante seis años desfilaron el Sábado de Lázaro y estuvieron fuera de la Junta pro Semana Santa. "Salimos adelante con mucho trabajo" testimonia Regueras que menciona que cuando accedieron a la Junta Pro Semana Santa pasaron a desfilar el Sábado de Pasión.

Un grupo de amigos que estudiaban en Salamanca, con Juan Manuel Nieto Nafría a la cabeza, en el curso 1967-68 se embarcó en la puesta en marcha de una nueva hermandad. Tras localizar la imagen del Cristo de la Expiación o de la Agonía en la iglesia de Santa Lucía, "todo fueron dificultades desde el Obispado de Zamora, aunque nos ayudó el sacerdote Luis Rubio, hasta inicialmente desde la Junta pro Semana Santa" sintetiza uno de los fundadores y quien fuera abad Fernando Primo. Y es que la autoridad eclesial "no concebía que unos jóvenes quisieran poner en marcha una hermandad en la que desfilaran mujeres" comenta al tiempo que subraya que en el grupo de trabajo había "varia amigas que pensábamos que desfilarían con la Palabra tercera y la cuarta".

Tras nueve meses de desavenencias con el Obispado, y sin la autorización de salir las mujeres, la Hermandad Penitencial de las Siete Palabras contó con sus estatutos refrendados y a continuación con el apoyo de la Junta de Cofradías, puesto que "se dieron cuenta de que íbamos en serio", apunta Primo. El siguiente escollo correspondió a la primera salida en la que "salimos custodiados por la Policía, nos lanzaron bombas fétidas en la cuesta de Pizarro hasta nos pusieron sedales en la rúa de los Notarios, nos cantaron coplillas acusándonos de elitistas y alguno durmió en el calabozo esa noche", rememora.

En 1974 un grupo de zamoranos encabezados por Francisco Gustavo Cuesta de Reyna proyectó la fundación de una nueva hermandad para fomentar el culto a la imagen aparecida años antes en la iglesia del Espíritu Santo.

La hermandad no tuvo el respaldo inicial de la Junta pro Semana Santa, ya que sus fundadores consideraban salir un viernes de Cuaresma "desde el templo del Espíritu Santo hacia las 23.30 horas", según recoge un libro firmado por Antonio de Layglesia sobre la hermandad.

El Obispado, entonces tenía la sede vacante y ese diciembre se aprobó su constitución canónica a través de Astorga, además de sus primeros estatutos. Tras la primera procesión, en 1975, la Hermandad Penitencial del Santísimo Cristo del Espíritu Santo, con discrepancias en el seno de sus directivos, volvió a solicitar el ingreso en la Junta pro Semana Santa, mientras que en los años siguientes la relación con las demás cofradías "fue complicada", según recoge la web de la penitencial. Finalmente en el año 1998, las cofradías y hermandes invitan a la penitencial a ingresar en su seno, paso respaldado por el cabildo mayor (asamblea general) de la hermandad 25 años después de su fundación.

El paso de los años las ha convertido en tres hermandades consolidadas en la Semana Santa.