El Partido Socialista cosechó este pasado 10 de noviembre un exiguo triunfo sobre el Partido Popular en la ciudad de Zamora. Apenas doscientos votos de diferencia entre una formación y la otra, frente a los más de dos mil sufragios que separaron a ambos el 28 de abril. Las siglas que representa Antidio Fagúndez se impusieron, además, en once de los 16 colegios electorales de la capital, dos menos que hace siete meses. Se trata del San José de Calasanz y el Ángel Nieto, feudos que recuperó el Partido Popular para incorporarlos a su nómina de centros de votación fetiche junto con los institutos Claudio Moyano, Maestro Haedo y Arias Gonzalo. Es decir: los populares ganan en la zona centro mientras que los socialistas se quedan con toda la periferia.

El análisis por colegios electorales que deja este 10 de noviembre apunta, además, a la consolidación de Vox como la tercera opción de los zamoranos. En conjunto. Así ocurrió en los 16 centros de votación repartidos a lo largo de la provincia. La formación dirigida por Santiago Abascal se impuso a Ciudadanos en cada una de las mesas electorales y relegó también a Unidas Podemos a alternar entre el cuarto y el quinto puesto con los naranjas, cuyo descenso ha sido especialmente notable en el Claudio Moyano, donde han perdido más de 800 votos; en el Obispo Nieto, donde se dejaron 400 sufragios; o en el Arias Gonzalo, donde se situaron casi 300 votos por debajo del pasado 28 de abril.

En los grandes colegios electorales apenas hubo sorpresa. El Partido Popular se impuso sobre el resto en el Claudio Moyano con un total de 1.860 votos, doscientos más que hace siete meses. Por el contrario, el Juan XXIII continúa siendo feudo socialista con 1.713 sufragios. En este caso, los de Antidio Fagúndez pierden un centenar respecto a las últimas elecciones generales. Los barrios, no obstante, continúan siendo negociado socialista como así lo indica la superioridad mostrada en todos los lugares que no se corresponden con la zona centro de la capital.

La alta abstención, en definitiva, no ha cambiado de manera sustancial el resultado de los partidos en los diferentes colegios electorales, que ya saben dónde van a rascar votos y dónde no lo harán.