El Lado Oscuro de la Broca participará en "Girando por salas" del próximo año, una iniciativa del Instituto Nacional de las Artes Escénicas y de la Música, dependiente del Ministerio de Cultura y Deporte, que persigue la promoción de las músicas actuales, facilitar a los artistas emergentes un circuito de conciertos y salas más allá de su propia comunidad y potenciar a la música en directo.

La banda es la primera formación de Zamora que consigue acceder al circuito y es uno de los 25 conjuntos seleccionados en esta edición entre los 699 inscritos que cumplían las bases de la convocatoria.

La gira se desarrollará entre los meses de enero y mayo y permitirá a El Lado Oscuro de la Broca presentar su último trabajo, "Salvaje Oeste" por toda España. "Es una gran oportunidad para enseñar nuestra música en lugares a los que no teníamos acceso", sostiene César Serrano, batería, a lo que su compañero Juan Alfonso, vocalista, añade: "Trataremos de disfrutar de la experiencia y aprovechar los contactos que puedan surgir". "Hemos participado en todas las convocatorias anteriores y la oportunidad surge ahora, no teníamos mucha fe en conseguirlo a estas alturas", comenta el músico.

El reconocimiento supone, además de conciertos fuera de la comunidad autónoma de residencia de cada artista o a un mínimo 300 kilómetros dentro de la misma autonomía, una ayuda para la producción y promoción discográfica, lo que "nos permitirá sacar material inédito y darle forma a todas las ideas que tenemos, como una ópera noise en la que estamos trabajando desde hace semanas", asevera Rubén Casas, guitarrista de la formación.

El Lado Oscuro de la Broca es un grupo difícil de encasillar. En su último trabajo, publicado por el sello barcelonés El genio equivocado, se adentraban en un viaje etnográfico a través de la España vaciada.

El disco, que contiene canciones como "El frente de Gandesa", que tocaron en homenaje al músico Joaquín Díaz organizado por este diario, o "La golondrina", un acercamiento a la obra pictórica de Antonio Pedrero, fue grabado en Estudio Uno, en Madrid, y Minius Zero, en Zamora, y mezclado por Carlos Hernández.