El artista José Luis García Fincias expone una serie de obras de reciente creación en la galería de arte Espacio 36-Ángel Almeida.

-¿Cómo surge su primera exposición individual en Zamora?

-Hace cuatro años expuse en una colectiva. Desde que lo hice hace cuatro no he parado, el año pasado, por ejemplo, participé en más de 25 muestra tanto en España como fuera, lo que es una verdadera locura. Desde que empezó la crisis económica, el artista tiene que trabajar mucho y moverse para que el público te conozca y se interese por tu obra. Yo he tenido que trabajar mucho hasta que ha empezado a conocer el nombre de Fincias, con el que firmo mis obras, y tener mi propia creación visual.

-Su forma de pintar es muy característica.

-Yo provengo del ámbito de la publicidad y a raíz de una crisis sentimental decidí volver a pintar. La pintura que surgió de esta manera porque yo estaba interiormente roto y necesitaba plasmar mi dolor. Creo que el artista, muchas veces, necesita de un elemento catalizador que le haga romper para que se produzca un cambio, aunque también se pueden producir evoluciones paulatinas.

-¿Cómo reaccionó el público a sus primeras creaciones?

-Realmente no las entendían porque rompía con lo que estaban más acostumbrados a ver unas gamas cromáticas más apagadas. A través de divulgar mi obra a través de las redes sociales he ayudado a que el público se acostumbre a mi producción. En las obras dejo muchas cosas a la imaginación del público, pues hace más interesante la obra.

-Entre su primera presencia en Zamora y su obra actual, sus cuadros han variado.

-En la exposición se ve la síntesis geométrica que antes no se ha visto en la ciudad y que he querido que se vieran por primera vez en la ciudad, porque desciendo de la provincia. Mis cuadros se ven a muchos niveles y los intento romper con las formas geométricas, debajo de las que puede haber una mancha de color. Con las formas también guías al espectador por la obra. Todas mis piezas parten de un gran trabajo de dibujo y hago series.

-Precisamente una de ellas la dedica al cuerpo humano.

-Sí, visto desde arriba. En ellos el color sigue presente, pero de otra manera. A mí no me interesa reproducir la realidad. Creo que el artista abre una ventana hacia otros modos de ver el presente. El cuadro con esta figuración no te pide el salvajismo en el color y he dado mucha prioridad a la línea.

-¿Qué quiere transmitir con esta ventana que ha abierto en Zamora?

-El pintor tiene que transmitir emoción como en cualquier arte. La obra del artista empieza en el creador y continúa en el espectador, por lo que busco cierta provocación para que conecte con mi pintura enérgica. Yo busco provocar algo en el espectador y que se divierta. Mi exposición, sin duda, es amena y divertida.

-Y también desafiante con el uso del color.

-Sin duda y más con los formatos grandes que encantan en Europa. Ya he expuesto en Nueva York y en Miami donde mi obra ha funcionado muy bien. En España se tiene en cuenta la trayectoria que tienes antes de abrirte salas, mientras que en el extranjero todo es más emocional. Si tu obra gusta, la adquieren. Actualmente yo combino el mercado nacional, que intento cuidar, y el internacional. A través de las redes sociales muchas personas me descubren y acaban yendo a mis exposiciones. Al público le gusta ver cosas nuevas y hay que educar al público en las nuevas tendencias. La pintura que yo hago ahora mismo es lo que se ve en Europa frente al estilo hiperrealista, que fuera está desapareciendo. No obstante, yo no sigo las modas sino que pinto lo que necesito expresar.

-En su producción junto con el dibujo y el color otorga importancia a la materia.

-Efectivamente. Juego con las salpicaduras que dan ritmo al cuadro. Yo pinto con pinceles, con espátulas, a veces con los botes directamente e incluso con los dedos o sprays. Yo no utilizo medios para conseguir más volumen sino que en mi obra hay una gran espontaneidad porque es la pieza la que me va demandando la aplicación del color. A veces mi mano va casi sola, lo que hace que vaya pillando colores y otros colores como un torbellino. Es un proceso muy rápido. Es como un estado de trance como le pasaba a Jackson Pollock, quien bailaba sobre las obras. En mi caso todo está muy bien planificado previamente, pues dibujo la obra previamente en una serie. Solo llevo al lienzo las obras que tiene un planteamiento muy potente tras haber dibujado toda una serie.

-¿Qué le interesa ahora en la pintura?

-El artista tiene que ir abriendo puertas y educando en otros estilos al público. Ahora he metido mucho la geometría porque me gusta mucho la arquitectura y me fascina el color, pero en su uso hay que tener mucho cuidado porque no hay que olvidar que el cuadro tiene que respirar.

-Hasta fin de año, ¿dónde podrán verse sus creaciones?

-Expondré de manera individual en Madrid, estaré en una exposición en el Círculo de Bellas Artes en un intercambio entre artista de Japón y España, luego estaré en una feria en Francia y participaré una colectiva con Espacio cero, donde me uno a un grupo de amigos.